viernes, 4 de marzo de 2011

MIS COLEGAS DE ASOLABORALES DE COLOMBIA ME PIDIERON ESTA CONTRIBUCIÓN

Complaciendo a mis colegas de Colombia, publico el siguiente trabajo.

Los gremios pidieron al Presidente "claras reglas de juego". Es decir, imponer sus propias reglas.
Hay instituciones, como los gremios y su pomposo Consejo Gremial, que deberían pasar al olvido por lo obsoletas que son. Durante años hemos aguantado a casi los mismos personajes en la defensa, a ultranza y sin ningún tipo de solidaridad social, de sus intereses particulares. Solo miran su ombligo y miran al país con el ojo ciego de sus ombligos.
En la semana anterior, según su usanza, se lanzaron a los medios para repetir las frases elaboradas por sus creativos de cabecera, tales como "el Vicepresidente debería ser una llanta de repuesto y no un freno de mano". Después fueron al palacio presidencial, liderados por el preclaro señor Luis Carlos Villegas, con una lista de quejas. Como siempre, entre sus preocupaciones, no las del país, estaban la oposición a la eliminación de privilegios impositivos, el descontento con el salario mínimo y la injerencia, que ellos consideraban indebida, del Vicepresidente en asuntos que no fueran la quietud y el retiro. No les gustan los sindicalistas. Según algunos medios, el presidente Santos empezó la reunión con un balde de agua helada: el señor Garzón obraba por encargo suyo y a nombre del Gobierno. Poco efecto tuvieron en el Presidente las peroratas sobre las pretensiones de los gremios, por más aguda que fuera la voz del presidente del consejo gremial. No valieron SAC ni Fedegán, y no se sabe muy bien qué decían los otros gremios, que no tienen el mismo cubrimiento mediático, por más esfuerzos que hagan. Porque sépase que hay gremios para todos: comerciantes, constructores, floricultores, pequeños industriales, exportadores, banqueros, cañeros, aseguradores y muchos más. Hablan por los empresarios casi sin escucharlos.
En este encuentro con el Presidente pidieron "claras reglas de juego". Es decir, imponer sus propias reglas, como siempre lo han hecho. Y así, han retardado el desarrollo, la modernidad y una justa distribución de los beneficios económicos para toda la sociedad.
Villegas y sus amigos deberían considerar el retiro. De tanto repetirse e imitarse a sí mismos, han perdido la autocrítica. Su pasión por el micrófono los lleva a hacer siempre el mismo análisis mecánico, tomado de otros organismos y repetidos sin vergüenza. Tanto lugar común y tanta obviedad hacen pensar que los gremios y su clamoroso consejo deberían ser cosa del pasado. Los gobernantes y la gente de la calle saben que los verdaderos dueños del poder y la transacción son los grandes empresarios. Los directivos gremiales abusan de su posición para lograr objetivos políticos personales o ajenos. Los grandes empresarios también saben que al final no se negocia con los payasos, sino con los dueños del circo.
Dicen que Santos salió furioso de la reunión, despotricando contra esos falsos emisarios y su líder. El vicepresidente Garzón siguió subiendo en las encuestas, pasando del 52 por ciento de favorabilidad al 68. Así como van las cosas, es posible que se cumpla aquel principio de que los gobiernos no necesariamente acaban por ser lo que deseaban en un comienzo. Este gobierno va a actuar más por defenderse de los uribistas -cada día más agresivos-; por apartarse y diferenciarse de los corruptos y dolosos que marcaron el gobierno anterior; y, seguramente, por no acatar los mandatos de los gremios. Parece ser que todo empujara a Santos a refugiarse en una democracia más progresista y más institucional. Ojalá lo haga.
Dicen que diga. Agradezco a los corresponsales que me envían notas sesudas, que justifican sus puntos de vista y están por encima del estereotipo y el insulto. De una manera o de otra, me han sugerido que hable más de la corrupción en las contrataciones y de la apropiación de los recursos administrativos que hacen los administradores públicos. Así será.

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