jueves, 24 de marzo de 2011

TRATADO DE LIBRE COMERCIO COLOMBIA-ESTADOS UNIDOS: ¿Y LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES? ¿SERÁN RESPETADOS?

Es imposible en tan breve espacio comunicar el Memorandum completo que abarca 13 cuartillas. Pero al menos, esta información condensada les puede decir algo de lo que acontece en este mundo: a veces no entendemos nada, otras veces nos quedamos de boca abierta. Quien tiene ahora mismo un problema doméstico en Winconsin con los derechos sindicales, está pidiendo al otro que los cuide y proteja. Este mundo a veces parece que está al revés y será tarea de todos y todas regresarlo a su lugar.

El pasado 17 de marzo seis representantes a la cámara del Congreso de los Estados Unidos le enviaron una carta y un extenso memorando al presidente Barack Obama, presentándole
importantes y positivas recomendaciones para la superación de la explotación laboral, la violencia y la impunidad en contra de sindicalistas y defensores de derechos humanos en Colombia. Ante esta declaración, sindicatos de los EEUU y organizaciones no gubernamentales de Colombia y ese país se han pronunciado en los últimos días.

TEMA: Avances en los Derechos Humanos y Laborales en Colombia y la consideración en el Congreso estadounidense del Tratado de Libre Comercio entre los EEUU y Colombia.

Durante los últimos años, el propuesto Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EEUU y Colombia no ha avanzado en el Congreso estadounidense debido a los abusos a los derechos laborales y humanos en Colombia. Una preocupación principal ha sido la situación de los sindicalistas colombianos, quienes defienden los derechos de los trabajadores que producen los bienes que serán intercambiados con EEUU, y quienes continúan siendo amenazados, atacados y asesinados. También a los trabajadores colombianos les hacen falta los derechos básicos para organizar sindicatos, negociar colectivamente, hacer huelgas o adelantar protestas públicas que tienen como objetivo mejorar sus estándares de vida. Internacionalmente, Colombia en particular es un país reconocido por su larga historia de asesinatos y amenazas a los sindicalistas y por la degradación de los derechos laborales básicos.

Colombia sigue siendo calificado por la Confederación Sindical Internacional como el país más peligroso del mundo para los sindicalistas, con un número anual de asesinatos que frecuentemente llega a igualar o a exceder la suma de asesinatos registrados en los demás países. La violencia contra los sindicalistas colombianos continúa imparable, y en la mayoría de los casos nadie ha sido responsabilizado. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha reportado que el gobierno colombiano no ha proveído, ni en las leyes, ni en la práctica, los derechos fundamentales de los trabajadores, y ha fallado en hacer cumplir efectivamente estas leyes, incluidas en las conclusiones y recomendaciones emitidas por la Misión Tripartita de Alto Nivel de la OIT que visitó a Colombia entre el 14 y el 18 de febrero de 2011.

La violencia anti-sindical no sólo ha cegado las vidas de miles de hombres y mujeres que pertenecían a organizaciones sindicales y laborales, también ha afectado al movimiento laboral en su conjunto. Colectivamente, el movimiento de trabajadores colombianos ha sido afectado adversamente por la estigmatización, por la reducción en el número de afiliados, y el debilitamiento de su capacidad de acción, movilización y participación en la democracia colombiana.

Los ataques, asesinatos y amenazas de muerte contra los sindicalistas, son manifestaciones de amenazas mucho más grandes para el Estado de Derecho en Colombia, especialmente por el poder que permanentemente ejercen los grupos armados ilegales sobre muchas de las regiones del país y sus estructuras políticas. Entre estos grupos están las organizaciones sucesores de los paramilitares que se desmovilizaron parcialmente en 2005. Muchas regiones del país están dominadas por una combinación de estas estructuras paramilitares, el crimen organizado y sus cómplices dentro de los poderes políticos locales, los terratenientes, y sectores de las fuerzas de seguridad. Aparte de los sindicalistas, estos grupos ilegales también amenazan y atacan otros sectores de la población, particularmente los afro-colombianos y comunidades indígenas. Tienen como objetivos a los defensores de derechos de las víctimas del conflicto, quienes buscan la restitución de tierra robada, y a líderes religiosos y comunitarios, quienes, al igual que los sindicalistas, son defensores de los derechos fundamentales.
El documento es extenso y no lo vamos a reproducir en su totalidad, pero interesa indicar tres aspectos que estos Congresistas consideran importantes para beneficiar la firma de dicho TLC y por ello piden al Gobierno estadounidense que apoye y trabaje con el gobierno colombiano en los esfuerzos que haga para lograr cambios en tres categorías principales:
• Terminar con la violencia contra los sindicalistas y otros defensores de derechos.
• Fortalecer la investigación y el juzgamiento, y acabar con la cultura de impunidad.
• Fortalecer los derechos fundamentales de los trabajadores.

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