Acabo de leer un interesante artículo sobre TRABAJO ESCLAVO, escrito por Paulo Kliass, especialista en políticas públicas y gestión gubernamental, propuesto por nuestra compañera y amiga María Maeno, que pongo a su consideración el links para su consulta. No importa que esté en portugués, porque se entiende perfectamente, pero en resumen se trata de la vergüenza de un país como Brasil, que ya es hora que elimine de su historia, la presencia de un trabajo sin dignidad, que ofende a quien lo realiza y por qué no, a quien lo ofrece, porque se realiza sin libertad, violando las normas internacionales del trabajo, tanto los convenios internacionales de la OIT 29 y 105 como la propia Declaración de principios y derechos fundamentales de la OIT.
En el artículo pues se hace mención al estado de desarrollo alcanzado por Brasil en el mundo, que realmente es una potencia, integrante de los BRICS y que merece seguimiento por el papel que juega para los países del SUR y en las relaciones SUR-SUR.
Pero aunque “los agradecidos vean la luz y no las manchas del Sol” desgraciadamente hay momentos en que tenemos que obligadamente referirnos a esos males seculares como es el trabajo esclavo.
El autor significa que no se refiere a niveles salariales incompatibles con una vida digna para sus trabajadores o sobre la profundidad de la desigualdad social y de la concentración de la renta, sino a una condición básica y “sine qua non” para que se configure el modo de producción capitalista, o sea, la existencia de una fuerza de trabajo teóricamente libre, que se vende al capital a cambio de salarios.
La ley Áurea se promulgó en Brasil en 1888 con la que se dio fin a la esclavitud, pero han pasado más de 124 años y todavía el Congreso Nacional no ha podido aprobar una propuesta de enmienda constitucional que condene de forma más efectiva el trabajo esclavo. Porque aunque el Código Penal contempla el delito de esclavitud, esa práctica absurda nunca ha sido eliminada de los campos y ciudades del Brasil.
Por eso el autor trata este tema como la modernidad y al mismo tiempo el atraso en el corazón del sistema. O sea, que una misma formación social que mantiene con orgullo el binomio de la modernidad capitalista representado por BMW & EMBRAER, ha convivido incluso cordialmente, por más de un siglo con el trabajo esclavo, una página escandalosa del pre-capitalismo. Y es tan pero tan evidente que hay un grupo de investigadores universitarios que ha elaborado un “ATLAS DEL TRABAJO ESCLAVO EN BRASIL”. Pues bien, según datos del Ministro de Trabajo y Empleo y de la Comisión Pastoralla Tierra , más de 42 mil trabajadores han sido liberados de tal condición desde 1995.
Los invito a leer el artículo.
Saludos a todos y todas.
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