martes, 16 de abril de 2013

CIFRAS IRREBATIBLES QUE IMPACTAN. EL SOL NO SE PUEDE TAPAR CON UN DEDO, NI CON DOS NI CON TRES

La desestabilización como bandera
ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ

Fueron días en Venezuela en que las fronteras se violaron por mercenarios venidos de otro país, armados con modernos fusiles, y con la misión única de desestabilizar antes y durante los comicios presidenciales del 14 de abril.

Líneas eléctricas saboteadas por personas retribuidas por los opositores. Por los que quieren privatizar a Venezuela y a su petróleo. Acaparamiento de comida para desabastecer los mercados y crear incertidumbre en la población. Dinero por doquier. La oligarquía tiene mucho y si algo le falta, los que desde Estados Unidos impulsan la contrarrevolución y el terrorismo en la nación bolivariana, se encargan de enviarlo con premura. Esa es parte de una historia siniestra, vil, injerencista, que pretendió y pretende echar abajo todo lo que Chávez y su gran Revolución Bolivariana han construido para su pueblo.

Pero si de falta de ética se trata, los mejores ejemplos están en el poder mediático, en la gran prensa al servicio de la oligarquía venezolana, de medios radicados en Madrid o en Washington, en Miami o en alguna que otra capital latinoamericana. La idea de la "gran oportunidad" llevó a la oposición, oligarquía, mafia de Miami y aparatos de inteligencia de los Estados Unidos, a la conclusión de que les había llegado el momento de la arremetida final. Pensaron en el "ahora o nunca" y se lanzaron con TODO.

Personajes abominables como Otto Reich y Roger Noriega, dos connotados funcionarios estadounidenses, vinculados a la CIA y de oscuros manejos contra muchas naciones latinoamericanas, actuaban desde la sombra para incentivar la operación en perfecta coordinación con la propia Agencia de Inteligencia norteamericana. Enseguida se contrataron mercenarios en algún que otro país centroamericano o estado vecino a Venezuela. Dinero había suficiente.

Venezuela cuenta con una poderosa maquinaria de prensa al servicio de la oligarquía, que —desde adentro— se ha encargado de envenenar el escenario, distorsionar la verdad, repetir las mentiras y hasta cabalgar sin ética, como constante en artículos de grandes diarios y programas estelares de la televisión. Se ha vivido por estos días, semanas y meses una verdadera inmundicia mediática que mucho ha contribuido a confundir al pueblo y a crear ambientes enrarecidos en un país donde su actual dirección se ha propuesto, en primer lugar, lograr la estabilidad, la paz, paz, paz, repetida una y mil veces por Chávez y por el presidente electo Nicolás Maduro. Pero esta prensa al servicio de la burguesía y de intereses foráneos no podría nunca poner un velo que oculte la realidad mayor: los logros sociales de la Revolución de Chávez.

El petróleo, una vez más, ha sido el objetivo de quienes quieren privatizar a PDVSA, echando abajo la maravillosa obra de Chávez cuando el gobierno retomó el control de la empresa petrolera nacional.

Esa es la prensa que no publica ni reconoce que en la última década el gobierno aumentó el gasto social en un 60,6 %, (772 000 millones de dólares). Igualmente Venezuela redujo la desigualdad en un 54 % y la pobreza en un 44 %, con 20 millones de personas beneficiadas por los programas y Misiones, y datos del pasado año reflejaban que 2,1 millones de adultos mayores han recibido pensiones por vejez.

Cómo ocultar que la UNESCO ha reconocido que Venezuela está libre de analfabetismo y que cuenta con un sistema completo de educación gratuita; el 72 % de los niños menores de 5 años asisten a guarderías públicas, el 85 % en edad escolar asisten a la escuela y hay miles de nuevos centros educacionales o restaurados, entre los que se incluyen 10 universidades.

Para que se tenga una idea de los avances sociales logrados en el país bolivariano, la mortalidad infantil se redujo de 25 por 1 000 en 1990, a solo 13 por 1 000 en 2010. Mientras en 1998 había 18 médicos por 10 000 habitantes, hoy hay 58; y si los gobiernos anteriores construyeron 5 081 clínicas a lo largo de cuatro décadas, en tan solo 13 años el Gobierno Bolivariano construyó 13 721 (un crecimiento del 169,6 %).

La Misión Barrio Adentro ha salvado a más de 1,5 millones de vidas; mientras que el programa de atención oftalmológica Misión Milagro ha devuelto la vista a más de 1,5 millones de venezolanos. Una obra social de extraordinario impacto ha sido la construcción de 250 000 viviendas en algo más de un año, luego de la afectación climática del 2011 que dejó a 100 000 personas sin hogar.

Mientras en Europa y Estados Unidos los índices de desempleo crecen a niveles récord, la Revolución Bolivariana redujo el desempleo del 11,3 % al 7,7 % en los últimos diez años.

Ahora bien, la victoria de Nicolás Maduro tiene más valor cuando se sabe que el Programa de la Patria, es decir la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez, fue y sigue siendo blanco directo de la administración norteamericana. Estados Unidos reconoce que desde 2002 canalizó 100 millones de dólares a los grupos de oposición en Venezuela y ha distribuido tan solo en este año electoral entre 40 y 50 millones de dólares.

El imperio y sus servidores de la oligarquía venezolana se lo han jugado todo a derrocar la Revolución Bolivariana y, estoy seguro, que aun cuando han sufrido 17 derrotas electorales, seguirán apostando a destruirla, con o sin Capriles, pero con la desestabilización como bandera.

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