sábado, 8 de febrero de 2014

LA INVISIBILIDAD DE LOS INVISIBLES.

CON MUCHÍSIMO DOLOR, PERO SOLAMENTE POR LA RESPONSABILIDAD QUE TODOS Y TODAS TENEMOS EN ESTE TEMA DE LA VIOLENCIA LABORAL, ES QUE CON EL PERMISO DEL AUTOR, TRADUJE EL TEXTO QUE ESCRIBIÓ Y LO ESTOY PUBLICANDO EN MI BLOG.

 SE TRATA DE UN ARTICULO BREVE ESCRITO POR EL DR. JORGE LUIZ SOUTO MAJOR, MAGISTRADO, BRASILEÑO QUE ESCRIBIÓ LO SIGUIENTE: 

 Llegó a mi conocimiento que la Sra. Regina da Silva Paz de 39 años, auxiliar de limpieza, tercerizada, prestando servicios en el metro de Sao Paulo, fue encontrada muerta en la madrugada del día 5 de enero, en el área destinada a almacenes en la Estación de Santa Cruz. El sindicato de los trabajadores del metro, en un acto que merece todo nuestro elogio, hizo pública esta situación y está en campaña por algo que puede parecer a muchas personas un hecho banal: que se investiguen las circunstancias de este hecho para que se puedan esclarecer las responsabilidades, pero han enfrentado resistencias. 

Esta situación revela dos características de la realidad brasileña que desgraciadamente aún hay que enfrentar. Primero, se considera dentro de lo normal cuando los excluidos se mantienen excluidos, en una condición de invisibilidad, y el segundo, que cualquier tentativa para alterar este cuadro, salta a los ojos como un asalto a lo normal, como un acto que tiende a incomodar y a desorganizar la paz existente, basada en el silencio y en el miedo, que genera casi la necesidad de aislamiento, alimentando la falta de solidaridad y el individualismo. 

La historia de Regina no abandona el padrón de la normalidad a que están sometidos millones de trabajadores brasileños, cuyo nombre es el mismo, “excluidos” y sucede desde hace muchísimo tiempo. Sencillamente, son personas excluidas de una formación educacional de calidad, que en la infancia pasan privaciones de toda especie y que después, para sobrevivir, al entrar en el mercado de trabajo, necesitan someterse al trabajo precarizado, desprovisto de derechos, teniendo que enfrentar además, a diario, como fruto de una política urbana que las conduce a las periferias de las ciudades, donde el Estado solamente llega periféricamente, un drama de una carencia estructural del transporte público, que prioriza el interés económico y se vale de la precarización del trabajo. 

Pero además, Regina era mujer, madre de dos hijos, por lo que también estaba sometida a soportar las cargas de la presión psicológica de una sociedad aún machista y que intenta imponer en todo momento a la mujer una posición de inferioridad, aún más cuando esta acumula la condición de trabajadora, teniendo que soportar los efectos de la llamada “doble jornada”. Pasando por toda esa enorme dificultad, las Reginas están por ahí, mas lo normal es que estén sin que se perciba que están. Lo normal es que aún en esta situación de normalidad, siendo irrelevantes sus problemas personales en lo que se refiere a la familia, la vivienda, la salud, estén todo el día trabajando en un horario fijo y que tengan que cumplir su obligación de trabajar, cumpliendo después sus deberes en casa, a pesar de sus derechos consagrados en documentos internacionales de derechos humanos y en nuestra Constitución, los que no son respetados por aquellos que aún, incluyendo al Estado, interactúan y se relacionan con las mismas. 

Es ahí precisamente que el cuerpo de Regina, contrario a la lógica actual, en un acto de rebeldía, decidió asumir su condición humana y falleció exactamente en el local donde su fuerza de trabajo era utilizada de una forma tal que parecería que ella no venía del cuerpo de Regina. Ella perdió la vida, pero…. Ocurre que esa anormalidad de la comprensión de su existencia, en el concepto de aquellos que se benefician de lo normal de la invisibilidad, tiende a ser deconstruida, rápidamente, para que otras Reginas no sean vistas. Es así que hace algunos años en la Universidad de Sao Paulo el cuerpo de un trabajador tercerizado, muerto en las dependencias de una unidad de la Universidad, fue retirado rápidamente del local para que nadie lo viese, y como elemento adicional a la tragedia, los otros empleados tercerizados fueron obligados a ejecutar el servicio de “limpieza” de ese local. 

Y por eso, lo mínimo que exigen los compañeros para que Regina tenga paz, y otras Reginas puedan vivir, es que este hecho no sea olvidado. Que se investigue todo, las condiciones de un trabajo precarizado, dentro de una lógica productiva de grandes conglomerados económicos, sin derechos, con bajos salarios, con elemento de segregación integrado a la inseguridad de constantes transferencias, de certificados médicos y de una velada amenaza de desempleo, acompañado de enormes dificultades socio-culturales-económicas que asolan a los trabajadores brasileños, contribuyendo con lo ocurrido. 

No se puede considerar que lo normal es dejar todo como estaba, viendo este hecho como la mera fatalidad de Regina, hasta quien sabe si utilizando un argumento para culpar a la víctima. La investigación que busca el Sindicato se impone, para que los propios trabajadores, como un todo, no solamente los tercerizados, reflexionando al respecto, se vean en la misma forma que Regina vivió y en que su cuerpo fue encontrado. 

São Paulo, 31 de janeiro de 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario