martes, 25 de marzo de 2014

Y BUENO, CUANDO LAS COSAS OCURREN EN OTROS LARES, LOS MEDIOS NO PUBLICAN IMÁGENES.

Una vez más el régimen derechista de Mariano Rajoy volvió a reprimir una marcha pacífica que escenificaron miles de españoles este fin de semana en Madrid, en rechazo a los recortes sociales que agobian a los ciudadanos de esa nación hasta hacerlos elegir el suicidio, además de la huida masiva hacia otros países de medio millón de jóvenes.

 La policía política secreta y antidisturbios del gobernante ultraconservador Partido Popular (PP) no tuvo nuevamente escrúpulo alguno en utilizar la fuerza ante una protesta que hizo temblar la capital de España, enfrentada a una de las peores crisis económicas de su historia, a pesar de que Rajoy dice una y otra vez que “todo va bien”. La foto de un policía atenazando a un manifestante en el suelo recorrió el mundo a través de las redes sociales, especialmente Twitter, pero los grandes medios de prensa internacionales la obviarán, como es costumbre que hagan.

Fue en España, claro, porque si hubiera sido en Venezuela o en cualquier otro Estado de la Patria Grande donde se materializan procesos revolucionarios, la televisora norteamericana CNN en español, bautizada como la Cadena Mas Mentirosa (CMM), la repetiría una y mil veces. Igual hubiera hecho el diario El País, y otros de América Latina como los cotidianos peruanos El Comercio y La República, o El Clarín, de Argentina, por citar solo algunos, todos al servicio de los intereses de sus amos de Estados Unidos, y de la derecha vetusta latinoamericana siempre a la orden de Washington.

Esos emporios mediáticos, que actualmente conspiran todos los días contra el gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro, manipulan imágenes gráficas para mentir de los llamados países adversarios de la Casa Blanca, y esconden otras reales de los aliados de la administración norteamericana, como España, para engañar a sus lectores y televidentes. Lo más insolente es que después hablan de libertad de prensa y de expresión, y también de Derechos Humanos, como si los pueblos fueran tontos en el mundo actual, globalizado y multipolar, aunque Washington piense todavía, con una mezcla de ingenuidad y complejo de superioridad, que mantiene su dominio imperial.

La prepotencia de los regímenes de Estados Unidos y de sus súbditos de Europa, así como de la prensa a sus servicios, los hace padecer de una ceguera aguda que los precipitará del abismo, más temprano que tarde.

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