lunes, 28 de abril de 2014

A PROPÓSITO DE LOS INTENTOS DEL ZUNZUNEO EN CONTRA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

Con toda certeza, los Estados Unidos se sienten los dueños y amos de América Latina en cuanto a internet se trata, pero olvidan que de la misma forma que intervienen en nuestros asuntos, otros develan los archivos secretos y sacan a la luz toda la podredumbre de esas agencias, como la USAID que pretende crear en Cuba "una primavera árabe" para derrocar la Revolución. Dice un articulista: De botón de muestra, el famoso ZunZuneo -a más de pérfido, irreverente en el nombre, alusivo a la versión popular cubana, “zunzún”, del colibrí-, que integra una voluminosa agenda, con proyectos en lugares tan distantes entre sí como Serbia, Irán, Egipto, Ucrania, Venezuela… y se caracteriza por la utilización de redes sociales “cocinadas” en el Norte, y de las más sofisticadas tecnologías como armas ofensivas, dirigidas a la cristalización de la Circular de Entrenamiento (TC) 18-01, conforme a la cual la primera fase de cualquier GNC radica en “la preparación sicológica para unir a la población contra el gobierno en el poder”, y en que los ciudadanos, convertidos en cipayos, en borregos, se “permitan” el crimen, la estupidez de lesa patria de llegar a aceptar el apoyo de los Estados Unidos. Con este objetivo, desempeñan un papel protagónico las operaciones de información, empleadas para “determinar los factores sicológicos clave en el ambiente”, e “identificar las acciones con los efectos sicológicos que puedan crear, cambiar o reforzar las conductas deseadas en individuos o grupos de personas seleccionadas”. En el caso de Cuba, tradicional “laboratorio” de intentos de magnicidio, introducción de enfermedades mortales, invasión mercenaria, apoyo a bandas contrarrevolucionarias, cerco económico de más de medio siglo, la socorrida USAID, supuesta agencia de ayuda humanitaria ayuntada con la CIA, creyó apreciar la división “descubierta” en el orbe por los tanques pensantes gringos y expuesta en la TC de marras: “una minoría activa por la causa, una mayoría pasiva o neutral, y una minoría activa en contra de la causa”. Se trató, entonces, de engrosar ese postrero segmento, que se reconoce irrelevante. Ahora, ¿por qué se apuntó precisamente a la juventud, que conformaba alrededor del 70 por ciento de los usuarios de la fementida urdimbre zunzuneica, en aras del manifiesto fin de desencadenar una “primavera cubana”, o, al menos, “renegociar el equilibrio de poder entre el Estado y la sociedad”? Obvio. Universalmente, el segmento constituye por antonomasia el más rebelde ante el statu quo; tanto que, como alguien ha señalado, en buena medida en razón de ese sector poblacional los proyectos revolucionarios deben legitimarse cada día, más que compararse con las circunstancias históricas superadas por ellos. Pero por eso no podemos dormirnos en los laureles en cuanto al segmento preferido por la USAID que son los jóvenes, a los cuales sin su permiso penetraron, por lo que como continúa el artículo y cito textualmente "En consecuencia, frente a quienes no reparan ni en la fragilidad de los “zunzunes” como cabalgadura, Cuba ha debido librar batalla en frentes que abarcan la cultura, la política, la ideología, la ética -digamos que, a guerra no convencional, réplica no convencional, y multidimensional-. Los cuatro, por motivos nítidos. Si nos arrebatan el poder revolucionario, si renunciamos a los valores clasistas que enarbolamos, si olvidamos las tradiciones literarias, artísticas que nos diferencian, si perdemos las normas de convivencia que nos han sido inherentes, acabaría por arraigarse en suelo nuestro ese tipo de globalización que aspira a entronizarse en la eternidad". Los dejo entonces con este trabajo publicado en REBELION. ¬¬¬¬¬¬¬¬¬EEUU, AMO DE INTERNET PARA AMÉRICA LATINA Juan Manuel Kart, REBELIÓN 23 de abril de 2014 ESPAÑA En la última década, gran parte de los países de América Latina avanzaron en diversas políticas posneoliberales, que dotaron al Estado de un mayor dominio en la esfera económica de nuestros países, generando derechos sociales y ampliando márgenes de autonomía respecto a los poderes centrales a nivel mundial. Sin embargo, un aspecto en el cual se sigue notando un retraso respecto a políticas soberanas tiene que ver con las cuestiones de las comunicaciones, y especialmente las referidas al uso de Internet. ¿Por qué las cuatro rutas de fibra óptica que posibilitan mayoritariamente el acceso a Internet en América Latina provienen de territorio norteamericano? ¿Cuáles son los peligros que esto tiene para la región? En una entrevista que le realizara recientemente la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Julián Assange, fundador de WikiLeaks, manifestaba su preocupación sobre el tema, al afirmar que “el hemisferio sur tiene que proteger a sus poblaciones de la vigilancia: que sus comunicaciones no tengan que atravesar las fronteras de un vigilante depredador del calibre de Estados Unidos, el Reino Unido o sus aliados”. La advertencia de Assange tiene fundadas motivaciones, y sólo un ejemplo basta para comprobarlo: hasta el momento, cuatro rutas de cables de fibra óptica provenientes de EEUU tienen contacto directo con territorio latinoamericano, posibilitando el uso cotidiano de Internet en la región. Las rutas son Pacific Caribbean Cable System, proveniente de Boca Ratón, con 6 mil km de cable; Pan American, cuya salida es desde Saint Thomas, contando con 7 mil km de alcance; South América 1, proveniente de Florida, con 25 mil km de extensión; y South América Pacific Link, quien desde Hawái tiene un alcance de casi 15 mil km y cubre, como su nombre lo indica, a los países de la costa del Pacífico. Como vemos, este descomunal despliegue de comunicaciones se genera justamente desde el país que más denuncias de espionaje ha tenido en los últimos años: Estados Unidos, quien operó como “espía global” tanto en las investigaciones realizadas por el propio Assange como en las reveladas por el ex agente de la CIA Edward Snowden. La advertencia de Assange a la región es para tomar el tema con la seriedad que el mismo amerita: cuando cualquier latinoamericano envía un correo electrónico, por ejemplo, este pasa por el centro de fibra óptica respectivo –siempre en EEUU-, para luego recién llegar a destino. Lo mismo con las informaciones en las redes sociales: Facebook, Twitter, Google+, entre otras, cuyos datos son accesibles también a sus propietarios. En este punto surgen varios interrogantes vinculados con la política de monitoreo de EEUU: ¿Puede haber alguna confianza en que el país que vigiló, vía NSA, a 122 jefes de Estado, tal como demuestran las filtraciones de Snowden, no haga una tarea de sistematización en lo referido al uso de Internet para la región? ¿Qué garantía de ´no injerencia´ podemos tener, en este delicado tema, en torno a una administración que utiliza a las nuevas herramientas tecnológicas para intentar desestabilizar gobiernos, tal como demuestra la implicancia directa de USAID en la creación de ZunZuneo, el fallido “Twitter cubano”, denunciado recientemente por la agencia de noticias AP? Sin dudas, América Latina debe promover un amplio debate sobre las comunicaciones en general, y en torno a Internet en particular, teniendo en cuenta su relevancia actual en el conjunto de las actividades que realizan nuestras sociedades. Aquellos países que han avanzado en transformaciones de raigambre posneoliberal deben comprender la gravedad que presupone el descomunal manejo de datos sobre el tema en torno a Washington y sus agencias. ¿Cómo resolver este problema? Nada sencillo, por el momento. La promoción de software libre en algunos países, y de legislación en torno a redes de servicios en otros, parecen posibilitar algunos avances en la búsqueda de una soberanía cibernética que, sin embargo, aún se anuncia bastante lejana para la región. Como se ve, la “dependencia” en el siglo XXI puede asumir también nuevas formas, acordes a los nuevos tiempos que vivimos.

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