En el día de hoy tuve la satisfacción de participar en un seminario del Sindicato de trabajadores de la administración pública de la Prefectura del Municipio de Sao Paulo en Brasil, en un panel sobre la violencia en el trabajo a partir de diferentes causas.
Un público atento y participativo, un espacio de reflexión y de concentración en u n tema que sigue llamando la atención, porque a pesar de que Brasil, en mi opinión personalísima, que puedo argumentar con los resultados de investigaciones a que he tenido acceso así como el trabajo sindical y de los propios trabajadores, donde más actividad práctica y de base hay, se siguen oyendo aterradoras historias de acoso laboral en distintas variantes.
Pero si fuese solamente Brasil, la victoria estuviera a las puertas, es uno de los eslabones de esta larga cadena de maltratos y agresiones a los trabajadores, algunas muy visibles y otras bastante taimadas y ocultas, donde la víctima es victimizada doblemente, una por rebelarse y la otra por seguir en su empeño que su voz sea oida.
Tuve acceso en la mañana a una información desde España en que las trabajadoras de una fábrica denunciaron a su administración por colgarles un solapín o identificación al cuello cuando se desplazan al baño a realizar sus necesidades fisiológicas, bajo el rubro de ASEO, para que piensen dos veces en salir de su puesto. No se dará cuenta esa administración que ya no solamente agrede la moral de la trabajadora, sino su propia salud en lo que significa un acto de barbarie que pone en riesgo su persona. Pero se repiten los hechos del uso de pañales desechables en los supermercados y otros puestos donde las trabajadoras (casi siempre mujeres, en un acto de violencia de género) no pueden abandonar ni un minuto la atención al público como son las cajeras de los supermercados.
Pero al principio creía que se trataba de un filme más cuando en la serie del Dr. House, la médica china tuvo que ponerse un pañal para participar en una cirugía de 10 horas y que se le permitiera estar presente, ya que quien estuviese en el salón no lo podía abandonar hasta terminar la cirugía.
Crecen los suicidios y también los homicidios, crecen los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. Crece la injusticia, pero también crece el clamor de los trabajadores. En mi exposición recordé las palabras de Galeano "parece que estuviésemos acostumbrados a vivir con miedo, miedo de ser....", o en su otro trabajo que señaló que es el tiempo del miedo, miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre A LA MUJER SIN MIEDO.
Y estaremos de nuevo, la Dra. Margarida Barreto y yo siguiendo la ruta de la conversación con los trabajadores sobre este tema la próxima semana, ella en tres conferencias a sindicatos y una intervención en el Congreso de los Abogados Laboralistas, CONAT en Belo Horizonte y yo, impartiendo un curso sobre acoso laboral en el CONAT y acompañándola a uno de los congresos sindicales.
Hasta pronto y gracias a los lectores por estar, a mis 74 seguidores y a los más de 110 mil personas que han accedido al Blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario