sábado, 3 de octubre de 2015

LA FECHA NO ES LO IMPORTANTE, SINO LA ACTUALIDAD DEL TEMA: LA OBESIDAD QUE TRAE DISCRIMINACIÓN EN EL EMPLEO

Aunque parezca que no, hay suficientes datos en el mundo que hablan de la relación obesidad vs discriminación en el empleo, ya que hay empleadores que se sustraen de establecer relaciones de trabajo con los obesos en virtud de las posibles enfermedades que padezcan y conduzcan a un mayor ausentismo, provocado por episodios con mayor o menor grado de intensidad pero que impiden un aporte laboral superior. Además hay quienes se inspiran en "la imagen empresarial" en "la imagen personal" como atributos externos a las habilidades, conocimientos y experiencia y rechazan de antemano al obeso o a la obesa.

Una responsabilidad corresponde a las cadenas de alimentos rápidos, que provocan un aumento de peso apreciable y vertiginoso en las personas, desde los años infantiles y por eso hay que combatir la ingesta de azúcares, de grasas y reservarse para una vida más sana, con ejercicios y alimentación natural. Los dejo con la noticia, que como dije, no por los meses transcurridos, deja de ser noticia en el mundo. Fue tomada de la página web de la Organización Mundial de la Salud.

Julio 2015: Epidemia de obesidad y sobrepeso vinculada al aumento del suministro de energía alimentaria - estudio

Ginebra, 1 de julio de 2015. La obesidad, un problema de salud mundial, está aumentando en muchos países en sintonía con el crecimiento del suministro de energía alimentaria, según un estudio publicado hoy en el Boletín de la Organización Mundial de la Salud.

El estudio, llevado a cabo por autores establecidos en Nueva Zelanda y Estados Unidos de América, analiza el aumento del suministro de energía alimentaria y la obesidad en 69 países (24 de ingresos altos, 27 de ingresos medios y 18 de ingresos bajos) y llegó a la conclusión de que tanto el peso corporal como el suministro de energía alimentaria habían crecido en 56 (81%) de ellos entre 1971 y 2010. En 45 (65%) países, el crecimiento en calorías disponibles era más que suficiente para explicar el simultáneo aumento del peso corporal.

«Sabemos que existen otros factores que también han cambiado durante estas décadas, como por ejemplo un aumento de la población, la dependencia del coche y los trabajos sedentarios, que también contribuyen a la epidemia de obesidad global», explicó la autora principal Stefanie Vandevijvere, investigadora principal de salud mundial y política alimentaria en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda. «Sin embargo, nuestro estudio muestra que el exceso de oferta de las calorías disponibles es el probable causante del consumo excesivo de esas calorías y puede explicar con facilidad el aumento de peso que se ve en la mayoría de los países», añadió.

El crecimiento medio en el suministro de energía alimentaria era diferente según el país, y algunos de estos niveles eran sorprendentemente altos. Por ejemplo, el suministro de energía alimentaria en Canadá creció en 559 calorías por persona por día entre 1971 y 2008. En Estados Unidos de América y Fiji, era de 768 y 550 calorías en un periodo similar. Estos crecimientos sobrepasaban por mucho lo que se necesitaba para explicar la subida de peso experimentada por cada país, lo que hacía suponer que los desechos de comida también habían aumentado de forma sustancial.

«Durante décadas, una gran parte del aumento en calorías disponibles ha provenido de los productos alimenticios altamente procesados, que son muy apetecibles, relativamente baratos y muy anunciados, lo que hace que el consumo excesivo de calorías sea algo muy sencillo», aseguró Vandevijvere.

El estudio es importante porque proporciona más pruebas de que el gobierno tiene que implementar políticas que logren un suministro de comida más sano y, a su vez, reduzcan la obesidad, que es un factor de riesgo para muchos problemas de salud como la diabetes, los problemas del corazón, los infartos y algunos tipos de cáncer.

 Los 194 estados miembro de la OMS acordaron el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles en la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2013.

Uno de los nueve objetivos voluntarios del plan es «detener el crecimiento de la diabetes y la obesidad». También se proponen medidas que los países puedan tomar para afrontar la obesidad, entre las que se incluyen la gestión de las subvenciones alimentarias y los impuestos para promover una dieta sana.

«Los países tienen que prestar atención a cómo guían el sistema alimenticio. Esto significa trabajar con varios sectores, incluyendo la agricultura, la producción de alimentos, las industrias de distribución y minoristas, la salud, la asistencia social y la educación», explicó el Dr. Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS.

Se necesita una combinación de políticas, incluyendo una restricción de la comercialización de alimentos que no sean sanos para los niños, etiquetas nutricionales suplementarias en la parte frontal de los paquetes, estrategias en el precio de los alimentos y una mejora de la calidad nutricional de los alimentos en las escuelas y otros establecimientos del sector público.

«También necesitamos considerar cómo afectan a los entornos alimenticios domésticos los acuerdos de comercio e inversión y las políticas agrícolas, las dietas y los cuadros clínicos en los países», dijo Vandevijvere.

Vandevijvere y sus compañeros compararon datos del suministro de energía alimentaria y el peso corporal medio de un adulto en 69 países de la base de datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y otras bases de datos, incluida la base de datos mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación con el índice de masa corporal (IMC) entre 1971 y 2010. La FAO calcula el suministro alimentaria de los países sopesando la producción local, las reservas de todo el país y las importaciones con sus exportaciones, el uso agrícola del ganado, las semillas y algunos componentes de residuos. Se suelen tener en cuenta los residuos del cultivo y durante la distribución y procesado, pero no las pérdidas de alimentos comestibles, tales como el pienso de los animales domésticos, las sobras de los platos y otros alimentos que se acaban desechando.


Entre 1980 y 2013, la proporción global de adultos con sobrepeso, es decir, aquellos con un IMC de 25 kg/m2 o más, aumentó de 28,8% a 36,9% en hombres y de 29,8% a 38% en mujeres. Una persona con un IMC de 30 o más se considera obesa.

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