martes, 17 de noviembre de 2015

EL DESEMPLEO GLOBAL NO DISMINUYE POR SER MÁS ALTO EL NIVEL EDUCACIONAL. LEA ESTA INFORMACIÓN DE LA OIT



GINEBRA, 16 NOV (EFE).- El nivel de educación de los trabajadores está en constante aumento en todo el mundo, pero su impacto en las posibilidades de encontrar un empleo depende del desarrollo económico del país y por ello no ha llevado a una disminución del desempleo global.

    La Organización Internacional del Trabajo (OIT) llegó a esta conclusión al actualizar sus "Indicadores claves del mercado de trabajo", que presentó hoy en Ginebra.

    En 67 de los 93 países de los que se dispone de datos, la educación parece ser "una herramienta eficaz de protección contra el desempleo" y las personas con estudios superiores tienen más probabilidades de encontrar un puesto de trabajo con respecto a los de un nivel inferior.

    Sin embargo, sólo una fracción de países ha aumentado la proporción de la fuerza de trabajo con estudios superiores en los últimos quince años.

    El panorama cambia si se analiza el nivel educativo de los trabajadores en función del nivel de desarrollo socio-económico de sus respectivos países, dijo el responsable de la Unidad de Producción y Análisis de Datos de la OIT, Steven Kapsos, en rueda de prensa.

    En los países de ingresos altos, un nivel elevado de educación tiende a proteger a los trabajadores del desempleo.

    En las economías de ingresos medio-altos la situación es menos clara y en los países de ingresos medios-bajos y bajos surge una contradicción porque la fuerza laboral con educación universitaria tiene más probabilidades de no encontrar empleo frente a los que cuentan con un nivel educativo inferior.

    Una diferencia de más de 15 puntos porcentuales entre ambas categorías se observa en Filipinas, Sri Lanka y Tailandia, mientras que en Bahréin, Egipto, la India y Túnez la diferencia alcanza el 10 por ciento.

    Kapsos explicó que esto se debe a un desajuste entre el tipo de educación y las áreas en las que se forman los universitarios y las necesidades reales de la economía.

    Los indicadores presentados hoy por la OIT también ponen en evidencia las disparidades en términos de productividad, al revelar que el trabajador medio de una economía de ingreso alto produce hasta 62 veces más que uno similar en una economía de bajos ingresos.

    La diferencia es de diez veces entre el primer grupo de países y los de economías de ingreso mediano, que a pesar de esta brecha fueron las que registraron el crecimiento más rápido de la productividad desde 2000.

    Las diferencias de productividad están estrechamente ligadas a la estructura de la economía: dos terceras partes de los trabajadores en los países de ingresos bajos están empleados en la agricultura y a menudo en actividades de pura subsistencia, con sólo el 9 por ciento ocupados en alguna industria.

    En los países de ingresos medios, alrededor del 30 por ciento de trabajadores están en la agricultura y un 23 por ciento en la manufactura, aunque en este grupo el aumento de empleos industriales llegó a los 195 millones desde inicios de este siglo, según los datos de la OIT.

    En una evolución contradictoria, el organismo de la ONU corroboró que en los últimos quince años el crecimiento industrial global se concentró casi exclusivamente (97 por ciento) en los países ricos, lo que no impidió que los puestos de trabajo que genera disminuyeran en 5,2 millones.

    Por otra parte, la OIT confirmó una vez más el aumento de la categoría de jóvenes que ni trabajan ni estudian ni están en formación, en particular en los países europeos más afectados por la crisis económica que empezó en 2008 y de la que no han terminado de recuperarse, aunque no proporciona análisis por países.

    Hay una desigualdad de género en esta categoría en la mayoría de países en desarrollo de los que se dispone de datos, con un porcentaje mucho más elevado de mujeres jóvenes que de hombres jóvenes afectados.

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