lunes, 7 de marzo de 2016

UN DÍA QUE NO PUEDE PASAR POR ALTO, SIN UN RECORDATORIO OPORTUNO. EL 8 DE MARZO



MI MENSAJE A LAS MUJERES TRABAJADORAS.

Si hiciéramos un recorrido por los últimos años en que se hubo de trabajar por el cumplimiento de la agenda del milenio,  en nuestro mundo globalizado aún no se ha logrado la plena igualdad de género, y por tal motivo quiero expresar mi solidaridad con las mujeres que trabajan, que participan en las luchas sociales y sindicales y combaten contra la violencia de género y la discriminación doble y triple a que son sometidas, por ser mujer, por ser madre, cuidadora y proveedora del hogar, que aún con una calificación suficiente para ocupar un puesto de trabajo, reciben un salario inferior al del hombre y se les trata como si fuesen tales, con los mismos requerimientos, en un mundo signado “en masculino” y sin tomar en cuenta su papel en el hogar, en la educación de sus hijos, cuando se les coloca un paradigma del hombre en lugar de la equidad de género.

Se reconoce que el  “sexo”  alude  a las diferencias biológicas  entre  un  hombre  y una  mujer,  mientras  que  el término  “género”  se refiere a las características y oportunidades sociales  vinculadas a lo femenino y lo masculino, así como  a las relaciones entre  hombres  y mujeres,  varones  y niñas.  Esas características, relaciones y oportunidades son construcciones sociales  y se aprenden en el proceso  de socialización.

Igualmente, para esclarecer conceptos, el “androcentrismo” es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres. El androcentrismo conlleva la invisibilidad de las mujeres y de su mundo, la negación de una mirada femenina y la ocultación de las aportaciones realizadas por las mujeres.

Sin embargo, cuando se habla de la igualdad de género, se considera el valor intrínseco a los objetivos del trabajo digno en pos de la reducción de la pobreza y la exclusión social, en favor de la igualdad de oportunidades con independencia de si se refiere a un hombre o a una mayor, privilegiando los resultados y el trabajo desarrollado en sí mismo. Por tanto se requiere transversalizar la perspectiva de género en el trabajo. Hay organizaciones internacionales, tanto regionales como en los marcos de la ONU, tal cual sucede con la OIT, que se han preocupado por la incorporación de la perspectiva de género en las estrategias de desarrollo económico local.

Al género se le atribuyen los roles, las conductas y las identidades personales que la sociedad o cultura construye  y prescribe  como  apropiados para los hombres  y para las mujeres e inciden  en las relaciones de poder entre las personas de uno y otro sexo,  provocando al final la desigualdad de oportunidades y resultados  tanto para unos como para otras, ya que se relaciona a las mujeres con la femineidad y a los hombres  con la masculinidad, a la que se da más valor. A las niñas se les viste de rosado  y a los niños de azul, las niñas juegan con muñecas y los varones con autos y camiones.

Pero, la igualdad de género permite igual visibilidad, el empoderamiento y la  responsabilidad en cualquier ámbito de la vida pública o privada. También significa igualdad en el acceso y en la distribución de los recursos. El empoderamiento de las mujeres constituye el aumento de su participación en los procesos de toma de decisiones y su acceso al poder, aunque tomando en consideración que la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente ostentan las mujeres, se vincula a la recuperación de su propia dignidad como personas.

Las valoraciones internacionales apuntan a que aun habiendo progresos en la participación en el mercado laboral, la representación política y el acceso a la educación, las brechas de género persisten en muchas áreas, manteniéndose los hombres en sus roles tradicionales y limitando las oportunidades de las mujeres para afirmar sus derechos fundamentales y “hacer valer sus intereses”.

La diversidad existe y la mayor discriminación se observa cuando se intenta aplicar a personas diferentes los mismos raseros, con lo cual se les somete a maltratos, desprotección, a veces humillaciones y se incumplen las declaraciones, convenciones y otros acuerdos internacionales para evitar y combatir hasta su eliminación todas las formas de violencia hacia la mujer. En tal sentido falta un camino por andar para  superar  actitudes  discriminatorias sumamente arraigadas  y cuestionar las estructuras  de poder  existentes. 

La igualdad  de género  no significa que  los hombres  y las mujeres  son o deberían ser iguales, sino  que  ambos  tendrían  que  gozar  de  los mismos  derechos y oportunidades en  todos  los aspectos  de la vida. Se basa en la paridad  entre hombres  y mujeres  en el hogar, la comunidad y la sociedad. Somos la mitad de la población mundial, casi la mitad de la fuerza de trabajo, sin embargo se nos invisibiliza, cuando no se reconoce nuestra presencia y se usa un lenguaje en masculino para definir que somos ministras, diputadas, abogadas, lideresas, profesoras, ingenieras, técnicas, operarias y  trabajadoras. Las políticas  nacionales deben preocuparse por  crear  un entorno  favorable para  la incorporación de la perspectiva de género,  acompañándolo del desarrollo de proyectos para la incorporación de la mujer al trabajo y con ello demostrar resultados tangibles.

En el informe de la Comisión de la Igualdad  de Género a la Conferencia  Internacional del Trabajo celebrada en 2009 se señala  que “la igualdad  de género es una cuestión de justicia  social y se funda  en un enfoque  basado  en los derechos y la eficiencia  económica. Cuando todos los actores  de la sociedad pueden participar, hay muchas más probabilidades de lograr la justicia  social y la eficiencia  económica, así como el crecimiento económico  y el desarrollo.  Se han de determinar y salvar los obstáculos culturales, económicos y sociales  a fin de lograr el respeto  de los derechos humanos de la mujer.  La discriminación por razón de sexo a menudo  interactúa con otras formas de discriminación. Habría que establecer políticas  y programas  para hacer  frente  a las múltiples formas de discriminación contra  la mujer”.

Igualmente vale la pena mencionar del documento de OIT «Para recuperarse de la crisis: Un Pacto Mundial para el Empleo», que fuese adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo en su 98.ª reunión, Ginebra, 19 de junio de 2009: «La actual crisis debería considerarse como una oportunidad para formular nuevas respuestas de política favorables a  la  igualdad  de  género.  Los  paquetes de  recuperación que  se  apliquen  durante  las  crisis económicas tienen que tomar en consideración el impacto de éstas en la situación de las mujeres y de los hombres e integrar consideraciones relativas al género en todas las medidas. Las mujeres deben poder expresar su opinión en igualdad de condiciones que los hombres en el marco de la discusión sobre los planes de recuperación, tanto en lo relativo a su diseño como a la evaluación de sus resultados.»
Y por último de las conclusiones convenidas 1997/2, del Informe del Consejo Económico y Social, Naciones Unidas, Nueva York, 1997 se resalta el siguiente texto: «La incorporación de la perspectiva de género es el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad entre los géneros.»

 

La Agenda Post 2015 hasta el 2030 contiene 17 objetivos siendo el quinto “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. La OIT considera que ya el 2030 es una meta cercana y que hay que trabajar en función de este objetivo, “porque el futuro ya está aquí”.


Aprovecho, entonces,  en definitivas, este mensaje para expresar mi apoyo a las mujeres trabajadoras, a aquellas que día a día contribuyen al sustento del hogar, a la vida de su familia, a la sociedad y su desarrollo. Al mismo tiempo, deploro la criminalización de las luchas sociales y las muertes inútiles de mujeres como acontece en algunos lugares de Nuestra América que día a día desaparece una mujer o aparece muerta siempre señalándose “por motivos de celos y sexuales”. Felicito a aquellas que han llegado a un estadio superior en la representación, el empoderamiento y en la participación política, comunitaria y social.

Que este 8 de marzo llegue hasta las compañeras con mi saludo militante y la convicción de que UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, cuando en él participan a la par los hombres y las mujeres.

MUCHAS FELICIDADES A TODAS.

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