El artículo que pongo en su conocimiento titulado "EL DRAMA DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN CONFLICTOS" fue escrito por Waldo
Mendiluza, corresponsal jefe de Prensa Latina en Naciones Unidas, con sede en
Nueva York, y nuestro interés en publicarlo es porque los niños están sufriendo de episodios de violencia no solamente en los espacios laborales, en la comunidad, en los conflictos armados, sino también en las escuelas, son utilizados para el turismo e incluso pasan por servidumbre forzada.
NACIONES UNIDAS.—Subestimada a
veces, ocultada en otras, la violencia sexual en conflictos constituye una
tragedia humana que azota en particular a mujeres y niñas, un flagelo que
Naciones Unidas llama a desterrar del planeta. El fenómeno convertido en
instrumento de guerra por el Estado Islámico (EI), Boko Haram, Al Shabaab y
otros grupos extremistas muestra preocupantes tendencias, que agravan el
escenario de maltratos enfrentado por una de cada tres féminas alguna vez durante
su vida. Para políticos, activistas, expertos y víctimas, la postura es clara,
toda la vergüenza y condena del mundo deben recaer no en quienes la sufren,
sino en quienes la cometen, promueven y minimizan.
“La era del silencio ha sido superada por el reconocimiento internacional del problema”, advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un reporte divulgado en abril, que define la violencia sexual en conflictos como las violaciones, la esclavitud sexual y la prostitución, la esterilización y el embarazo forzados. Aunque se trata de un drama presente en muchas partes, el informe presentado al Consejo de Seguridad refleja la situación de 19 países, sobre los cuales los datos disponibles fueron considerados confiables.
El texto aborda los casos de
Afganistán, Bosnia y Herzegovina, Colombia, Costa de Marfil, Iraq, Liberia,
Libia, Mali, Myanmar, Nepal, Nigeria, Somalia, Sri Lanka, República Democrática
del Congo, República Centroafricana, Siria, Sudán, Sudán del Sur y Yemen,
naciones golpeadas por conflictos, que salieron de los mismos o viven
escenarios preocupantes. Según Ban, con frecuencia no se conocen todos los
hechos de este tipo, a partir de los riesgos, amenazas y traumas relacionados. Además
de las sobrevivientes, suelen correr peligro los testigos, defensores de los
derechos humanos, activistas sociales, jueces, abogados, periodistas y otros
que tratan de impedir que los abusos se hundan en el silencio, dijo. Para el
Secretario General de la ONU, la violencia sexual en conflictos reitera la
urgencia de impulsar la equidad de género y el empoderamiento de la mujer en el
planeta, en aras de llegar a la raíz del problema y su erradicación.
LLAMADO AL COMBATE FRONTAL
En un debate abierto del
Consejo de Seguridad, la representante especial de Naciones Unidas para la
Violencia Sexual durante Conflictos, Zainab Bangura, exigió enérgicas medidas
para frenar los abusos y humillaciones que tienen como principal blanco a las
mujeres, aunque también los padecen niños y hombres. La experta de Sierra Leona
lamentó la magnitud alcanzada por el fenómeno, muchas veces utilizado para
aterrorizar, desplazar y someter a las víctimas.
Por demasiado tiempo, este
tipo de violencia ha sido negada, llegó la hora de colocar esos crímenes y a
sus responsables bajo escrutinio internacional, afirmó. Bangura consideró a las
agresiones sexuales uno de los asuntos morales más importantes de la
actualidad, por su impacto en los seres humanos.
Recientemente, conocí en
Mogadiscio, la capital somalí, a Luul Ali Osman, quien hace tres meses sufrió
el terrible peso de la censura, el arresto y la prisión, por atreverse a hablar
de su violación por fuerzas de seguridad en un campamento de desplazados,
ilustró. De acuerdo con la funcionaria, el caso de la joven es un recordatorio
del adverso escenario imperante. “Por mucho tiempo, la guerra ha dejado marcas
imborrables en féminas como Luul, físicas, psicológicas, sociales y
económicas”, sentenció.
RESPONSABLES SEÑALADOS
RESPONSABLES SEÑALADOS
Naciones Unidas divulgó una
lista de actores no estatales y estatales a los que atribuye “sospechas
creíbles o la responsabilidad de cometer violaciones y otras formas de
violencia sexual”. La inmensa mayoría de los denunciados son grupos armados que
siembran el terror en República Centroafricana, República Democrática del
Congo, Iraq, Mali, Siria, Somalia, Sudán del Sur y Nigeria. En la relación se
incluyen 32 organizaciones, entre ellas el EI, el Frente al-Nusra, Boko Haram,
el Ejército de Resistencia del Señor, Al Shabaab, el Movimiento para la
Liberación Nacional del Azawad, Al Qaeda, los exrebeldes Séléka, las milicias
anti-Balaka y la Alianza de Patriotas por un Congo Libre y Soberano.
MEDIDAS URGENTES
En su reporte, Ban recomendó
medidas cuya aplicación corresponderían al Consejo de Seguridad y los estados
miembros de la ONU. De acuerdo con el diplomático, urge reconocer a la
violencia sexual como una táctica de guerra y terror, integrar el asunto a las
sanciones dictadas por el Consejo e incrementar las presiones sobre los
supuestos responsables, sin descartar su remisión a la Corte Penal
Internacional.
Asimismo, instó a la comunidad
internacional a garantizar la asistencia a las víctimas y respaldar los
esfuerzos de Naciones Unidas contra el flagelo.
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