Trabajadores de cadenas de comida rápida realizaron
protestas en más de 100 ciudades del país para exigir salarios dignos, con saldo de más de 400 arrestados por acciones de
desobediencia civil, informaron los organizadores.
En huelgas relámpago, obstrucciones de entradas
y ocupaciones de cruces viales frente a franquicias de McDonald’s, Burger King,
Wendy’s y KFC, entre otras, los manifestantes exigieron un salario mínimo de 15
dólares la hora en un sector en el que muchos ganan poco más del salario mínimo
federal de 7.25 la hora. Argumentan que es injusto que un trabajador no pueda
superar la pobreza aun si trabaja tiempo completo o más con los salarios
actuales, en uno de los sectores económicos de mayor rendimiento de ganancias.
Organizadores informaron que más de 400 empleados
fueron arrestados en decenas de ciudades como Nueva York, Chicago, Detroit, Las
Vegas y Los Ángeles, en una acción que nutre un nuevo movimiento nacional en
favor del incremento a los salarios de trabajadores de los sectores de menor
ingreso, en una coyuntura que se distingue por la peor desigualdad económica
desde la gran depresión.
En Nueva York, más de 100 manifestantes marcharon por
Times Square y realizaron actos de desobediencia civil –táctica poco empleada anteriormente en este
esfuerzo– y en general recibieron
aplausos y gritos de apoyo de los transeúntes en una de las zonas más
congestionadas del país. Hasta los turistas ofrecieron señas de
solidaridad.
Esta iniciativa nació hace dos años en Nueva York y desde
entonces se ha extendido, apoyada por el sindicato nacional del sector de
servicios SEIU. Aunque los participantes aseguran que miles de trabajadores
están hartos de sus sueldos de pobreza en estas empresas
multimillonarias, el movimiento aún no tiene dimensiones masivas, en parte
porque es sumamente difícil organizar –y menos sindicalizar– a un sector
fracturado en franquicias y con una mano de obra de poca permanencia.
Sin embargo, esta iniciativa, junto a otras en
diversos sectores (también fue respaldada por Ocupa Wall Street, que se sumó al apoyo en la primera serie de
acciones), han logrado llevar el debate a los más altos niveles políticos, al
grado de que el presidente Barack Obama y el liderazgo demócrata del Congreso
apoyan la demanda de incremento al salario mínimo federal. A nivel local,
varias ciudades están considerando –y algunas como Seattle han aprobado– un
incremento a sus salarios mínimos.
Por su parte, los patrones denuncian que este
movimiento es fabricado por sindicatos y que no emana de los empleados en este
sector. La Asociación Nacional de Restaurantes, principal asociación
empresarial de este sector, denunció que las acciones son actos orquestados
de relaciones públicas donde la vasta mayoría de participantes son activistas y
manifestantes pagados para promover sus intereses en sindicalizar a este
sector.
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