Declaración final del V Congreso Iberoamericano sobre Acoso laboral e
Institucional
Compañeras y compañeros,
culminamos en la tarde de hoy, 30 de agosto, el V Congreso Iberoamericano sobre
Acoso Laboral e Institucional organizado por una Comisión liderada por la Red
Iberoamericana por la Dignidad de las Personas y las Organizaciones, en esta
ocasión se ha celebrado en la Habana, capital de Cuba, próxima a festejar en
noviembre sus 500 años de fundada, que nos hubo de acoger con el calor humano
de siempre para que los resultados alcanzados sigan impulsando las
investigaciones y estudios sobre las diferentes manifestaciones de la violencia
en el trabajo, bajo la consigna de la importancia de la información, la
formación, el tratamiento de las personas victimizadas, el combate y
enfrentamiento tanto legal como sindical, político y sobre todo humano y en
primer orden, la prevención que es el elemento fundamental para reducir al
mínimo el acoso y demás formas de violencia con incidencia en la salud física y
mental de las personas, y por qué no, de toda la sociedad en su conjunto, por
el elevado costo en la pérdida de seres humanos como consecuencia de la
depresión, la ansiedad y otras enfermedades mentales, que se contraen a través
del maltrato, las humillaciones, la violencia física y psicológica que son
piedra angular de un modelo neoliberal que va en detrimento de los derechos
humanos y de la dignidad e integridad física, social y mental de las personas.
Especialmente hemos dedicado
tiempo y esfuerzos para hacer visible lo que se quiere invisibilizar y son las
diferentes violencias, ante todo, la de género, en sus tipicidades tales como
el acoso sexual, sexista, y las graves consecuencias de los feminicidios en la
región, en cualquiera de los espacios donde las mujeres desarrollen una
actividad profesional y social, siendo su fundamento y origen una visión
atávica, androcentrista, patriarcal y discriminatoria en razón del género que
pugna contra la igualdad y equidad.
En este importante Congreso,
primero que se organiza y desarrolla finalizada la Conferencia de la OIT por el
Centenario de su nacimiento, donde se aprobara por mayoría de sus miembros el
Convenio 190 sobre la Violencia en el mundo del trabajo, y guiados por los
Objetivos de Desarrollo incorporados en la Agenda 2030 de desarrollo
Sostenible, los y las participantes reconocemos con profundo pesar que en las
relaciones de trabajo, tanto en el sector público como en el privado, hay un
marcado retroceso de las conquistas alcanzadas por la clase trabajadora sobre
empleo, condiciones y medio ambiente, igualdad en el trabajo, seguridad social y seguridad y salud en el trabajo, por sólo
citar algunas, que han sido flexibilizadas por las políticas de precarización
del empleo con amplia incidencia en el crecimiento de las violencias y de su
flagelo más cruel, el acoso laboral que deja secuelas a veces permanentes en la
salud de las personas, por su repetitividad, agresividad e intencionalidad que
lacera la dignidad de las personas y llega hasta los hogares destruyendo el
entorno familiar, provocando el consumo de drogas, el alcoholismo hasta el suicidio
de la persona acosada.
Comprobamos que la justicia está
casi siempre ausente y demandando pruebas que a veces es imposible presentar y
cuando las tiene, las obvia y ni toma en cuenta, porque para ella “hay que
demostrar con huellas el acoso sufrido”. Esa justicia que con todas las pruebas
de inocencia en su mano, retiene pasado ya un año en prisión a nuestro querido
camarada Luiz Inacio Lula da Silva, por ser un precedente “incómodo” para el
actual gobierno y que ha puesto en jaque y tela de juicio la veracidad del
proceso judicial en Brasil en las manos de un juez corrupto actual Ministro de
Justicia.
Reiteramos que la violencia se
manifiesta por la agudización del modelo neoliberal capitalista responsable y
promotor de la mayor ola de migraciones jamás vista que ha derivado en una
crisis en la región y las masacres por el narcotráfico como sucede en México y
en su panorama más aterrador en Colombia que desde 2016 firmados los acuerdos
de Paz en La Habana, dada día asistimos con profundo dolor al asesinato de
líderes y lideresas sociales, sindicales, e indígenas con total impunidad que
ya sobrepasa los 700 hombres y mujeres, trabajadoras y trabajadores en cuyos
hogares se ha perdido el sustento de sus familias.
Asistimos al desmontaje de las
condiciones laborales, del empleo digno y de la seguridad social en países como
Chile, Brasil y Argentina, donde la reforma laboral y de las pensiones ha ensanchado el profundo
abismo entre los ricos y los pobres, trayendo como resultado el empobrecimiento
de la población con un número cada vez mayor de personas con condiciones de
pobreza extrema y miseria con pérdida de sus hogares y secuelas para sus vidas
por la angustia y la depresión y una vida sin futuro inmediato producto del
desempleo yla precariedad de las relaciones de trabajo.
A pesar de los esfuerzos
realizados, tanto en Nicaragua, como en Venezuela y Cuba, para el mantenimiento
de los logros alcanzados en clave de salud, educación y seguridad social para
todas las personas, la conquista de la igualdad y equidad plenas y el
empoderamiento de las mujeres, sus
pueblos se enfrentan a la potencia fascista, xenófoba y criminal más violenta
del mundo, que nos identifica como “Ejes del mal” y despliega recursos económicos
y financieros incalculables con el fin de ahogar su rebeldía, apoyándose en un
bloqueo mediático para provocar enfrentamientos internos que no concibe que con
tal genocidio brutal para impedir el arribo de medicamentos y alimentos, aún se
haga posible la voluntad de cumplir con el sueño de Rubén Martínez Villena
poeta del Centenario que en su poema “Hace falta una carga” nos recuerda que
esta lucha se emprende “para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos la
Patria que los Padres nos ganaron de pie.
Por tanto, expresamos el
compromiso de todos y todas a:
- Hacer visibles las causas y consecuencias de la violencia laboral mediante la investigación y estudio de estos fenómenos en el entorno laboral con lo cual garantizamos que los trabajadores y trabajadoras las reconozcan y dominen los factores psicosociales y organizacionales que impiden el ejercicio pleno de sus derechos humanos, tanto a la vida, al empleo digno, a la salud en general.
- Seguir fortaleciendo el movimiento sindical y hacemos votos por la unidad de sus organizaciones para el fortalecimiento de las Redes en aras de Ambientes Laborales libres de violencia.
- Colaborar con las Instituciones estatales, gubernamentales y empresariales para que los Gobiernos ratifiquen el Convenio 190 de la OIT como marco propicio para que la propia Declaración de Principios y Derechos Fundamentales, y la promulgación de normas nacionales al respecto, contribuyan a la prevención, enfrentamiento y erradicación de esta pandemia del siglo XXI.
- Continuar demandando la libertad de Lula hasta su liberación total y completa
- Reiterar la denuncia a los bloqueos económicos, comerciales y financieros imperiales, a la Ley Helms-Burton y la doctrina Monroe, que constituyen una amenaza sobre nuestra América al atacar a Cuba, a Venezuela y a Nicaragua, siendo instrumentos políticos con pretensiones de dominación colonial que transgreden la independencia, la soberanía y el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
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