NIÑOS
ESTADOUNIDENSES INOCENTES EN PRISIÓN Y EN JORNADAS DE SESENTA HORAS SEMANALES
Pascual
Serrano, Mundo Obrero, REBELIÓN 10 de
febrero de 2015 ESPAÑA
Algunas
informaciones recientes, por supuesto no difundidas en los grandes medios, nos
han venido a recordar la situación de la infancia en Estados Unidos. Una de
ellas se refiere a unas investigaciones del periódico The New York Times y de
la organización Human Rights Watch que revelan que cientos, si no miles, de
menores están trabajando en plantaciones de tabaco de Estados Unidos.
Paradójicamente, mientras, como es lógico, los niños estadounidenses tienen
prohibido fumar por razones de salud, están sufriendo intoxicaciones por
nicotina, con vómitos, mareos o ritmos cardíacos irregulares, por trabajar
hasta doce horas al día recolectando el tabaco. Según el informe, los menores
además de ser especialmente vulnerables a los pesticidas tóxicos, con la simple
manipulación de hojas de tabaco húmedas, los trabajadores pueden absorber tanta
nicotina como si estuvieran fumando.
El
periodista Steven Greenhouse, que investigó el asunto y publicó el reportaje
bajo el título "Sólo 13 años, y trabajando en peligrosos turnos de 12
horas en los campos de tabaco", fue entrevistado por la periodista Amy
Goodman para la cadena Democracy Now!. Según señala, se sorprendió de encontrar
niños con jornadas laborales de sesenta horas semanales con un calor agobiante.
Conforme a la ley estadounidense, las plantaciones de tabaco pueden contratar
trabajadores de hasta doce años de edad por una cantidad ilimitada de horas,
siempre que no haya conflicto con la asistencia a la escuela.
Y no
es este el único ejemplo del trato que sufren los menores en Estados Unidos. La
periodista y escritora Jennifer Gonnerman, revela la increíble historia de
Kalief Browder en la revista The New Yorker. Browder, un estudiante de
dieciséis años de edad del condado de Bronx, terminó pasando tres años en la
cárcel de Rikers de la ciudad de Nueva York acusado del robo de una mochila. El
menor nunca se declaró culpable y nunca fue condenado, mantuvo su inocencia y
solicitó un juicio, pero sólo le ofrecieron acuerdos de culpabilidad mientras
que el juicio fue demorado en reiteradas ocasiones. Poco antes de salir de la
cárcel, el juez le ofreció condenarlo al tiempo que ya había estado en la
cárcel si aceptaba declararse culpable y le advirtió que podía pasar quince
años en la cárcel si lo condenaban. Pero aún así, Browder rehusó aceptar el
acuerdo y tuvo que ser liberado al ser el caso desestimado. Mientras estuvo en
la cárcel pasó casi ochocientos días aislado, práctica que en la actualidad el
Departamento Correccional de Nueva York prohíbe cuando se trata de menores.
Para
comprender este trato a los menores es importante saber que Estados Unidos es
uno de los tres países del mundo que no ha ratificado la Convención de los
Derechos del Niño de la ONU ,
los otros dos son Somalia y Sudán del Sur. Este tratado fue adoptado por
Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y reconoce los derechos humanos de
los niños y las niñas, definidos como personas menores de 18 años. La Convención establece en
forma de ley internacional que los Estados Partes deben asegurar que todos los
niños y niñas —sin ningún tipo de discriminación— se beneficien de una serie de
medidas especiales de protección y asistencia; tengan acceso a servicios como
la educación y la atención de la salud; puedan desarrollar plenamente sus
personalidades, habilidades y talentos; crezcan en un ambiente de felicidad,
amor y comprensión; y reciban información sobre la manera en que pueden
alcanzar sus derechos y participar en el proceso de una forma accesible y
activa.
Más
de 190 países forman parte de la convención y aunque Estados Unidos la firmó en
1995, nunca la envió al Senado para ser ratificada. Eso quiere decir que si
bien respalda los derechos descritos en el documento, no está comprometido
legalmente a acatarlos. De ahí que en Estados Unidos sea también legal la
cadena perpetua sin libertad condicional para menores, algo expresamente
prohibido por la
Convención.
Una
triste situación de un país que, como recuerda Jo Becker, quien trabaja en la
división de derechos infantiles de la organización Human Rights Watch, ya tardó
40 años en ratificar la convención que prohíbe el genocidio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario