El consumo de fármacos y opiáceos en Estados Unidos se ha incrementado de manera sustancial en los últimos años y se ha convertido en un problema que de nuevo impacta de manera dramática entre los jóvenes, afirman los especialistas. (Fuente: agencia EFE)
Para el doctor
Marc Romano, director asistente del centro de rehabilitación Ocean Breeze
Recovery, en Pompano Beach (Florida), este fenómeno alcanza ya el grado de
“epidemia” y “ha tomado” sobre todo a la generación de los “millennials”, es
decir aquellos jóvenes nacidos en las dos últimas décadas del siglo pasado.
Su alarmante
evaluación fue confirmada este mes por un informe del Instituto Nacional de
Salud según el cual la prescripción sin fines médicos de opioides aumentó más
del doble en los últimos 10 años, y entre 2012 y 2013 casi 10 millones de
adultos en el país uso medicamentos como OxyContin y Vicodin de una forma
contraria los que fueron proscritos.
En opinión del
especialista muchos “empiezan de manera recreacional en la secundaria” y luego
desarrollan una adicción, cuyas señales más claras son la pérdida de trabajo o
de los estudios, cambios de ánimo, irritabilidad, sueños profundos o problemas
con familiares y amigos.
Señaló con énfasis
sobre el caso de los jóvenes “millennials” que “tienden a fumar más marihuana y
beber más alcohol y combinar eso con opiáceos” lo que incrementa el riesgo de
sobredosis.
Con semejante
niveles de demandas de mercado, y sin referirnos al de otros estupefacientes
más conocidos, el flagelo del narcotráfico, que destruye vidas de nuevas
generaciones, seguirá asolando a falta de ponerle coto en los destinos que
alientan a este condenable comercio ilícito.
La preocupación fundamental que nos anima a publicar esta noticia se da en el hecho que uno de los promotores de la violencia laboral es el consumo de alcohol y drogas. En el mundo son cientos de millones de consumidores de opio, marihuana y cocaína, sin contabilizarse las drogas sintéticas, como aparece en este escrito: CASI 10 MILLONES DE ADULTOS ENTRE 2012 Y 2013 consumieron medicamentos como OxyContin y Vicodin en forma de drogas (alucinógenos) y no en su calidad de medicamentos. Y esa generación de los "millennials" de los nacidos con el siglo actual y a finales del anterior, que están entre los 15 y 25 años consumen porque el acceso está mucho más cercano que antes.
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