Este domingo 24 de febrero el pueblo cubano
volverá a hacer historia. Millones de ciudadanos acudiremos a las urnas para
ejercer el democrático derecho de votar por los destinos de una Constitución
que ha sido fruto del más colectivo de los ejercicios de pensamiento. Pocas
veces un pueblo de nuestro mundo ha tenido la posibilidad, que responsablemente
ejercimos, de debatir y proponer públicamente cambios a la Carta Magna de la
nación.
Fruto de ese saber popular es el texto que va
a referendo este día histórico de la Patria. En él se mezclan, precisamente,
ese legado patriótico que forjaron nuestros bisabuelos, abuelos y padres con la
práctica presente y los sueños futuros de la Patria. Podremos blasonar que
tendremos una Constitución moderna, fortalecida, abarcadora. Una Constitución
que responde a su tiempo, está enraizada en la realidad política, económica y
social cubana actual. Un texto de avanzada, que expresa los necesarios cambios
que requería su normativa, como reflejo de la madurez, dinámica y grado de
desarrollo alcanzado por la sociedad cubana actual.
Una Constitución que reafirma como piedras
angulares al socialismo y la justicia social junto a la dignidad y la igualdad
plena de todos los seres humanos. Que amplía derechos y reafirma conquistas; a
la vez que abre caminos para conquista nuevas, como señal de perdurabilidad y
visión de futuro de la Revolución Cubana. Una Constitución que reafirma que
todas las personas tienen derecho a la vida, la integridad física y moral, la
libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la
cultura, la recreación, el deporte y a su desarrollo integral. Que condena el
racismo y las discriminaciones.
Una Constitución que hace valederas formas de
propiedad y gestión experimentadas en esto tiempos y que ya son realidades en
el panorama socioeconómico del país. Que pone a la Ciencia, la Tecnología y el
Conocimiento en los justos lugares que les toca en nuestra concepción social.
Que privilegia los derechos de niños, jóvenes, mujeres.
Una Carta Magna que regula de modo expreso
derechos esenciales y básicos que quedaban omitidos o no regulados de manera
clara en la Constitución precedente, como el derecho a la vida, la integridad
física y moral y los derechos inherentes a la personalidad. Que reconoce amparo
y cobertura constitucional, que refrenda la prohibición de la tortura, tratos o
penas crueles, inhumanas y degradantes, y las desapariciones forzada de las
personas. Que introduce nuevos derechos como el derecho al acceso a la
información pública y a recibir información veraz, objetiva y oportuna, el
derecho al agua, a la alimentación sana y adecuada, a la vivienda adecuada y a
un hábitat seguro y saludable, el derecho al medio ambiente sano y equilibrado,
el derecho de los consumidores.
Una Constitución que privilegia a los
municipios, los cuales adquieren mayor relevancia a partir del reconocimiento
de su autonomía, la que ejercen en correspondencia con los intereses de la
nación. Al mismo tiempo que se establecen las garantías a los derechos de
petición y de participación popular local como expresión genuina del ejercicio
y control democrático del poder.
Aquí están mezclados todos nuestros sentires
y todos nuestros saberes. Aunque por supuesto, nunca un texto de esta magnitud
puede recoger todos los deseos; mas bien sí, todos nuestros consensos. Lo que
hemos logrado plasmar en esa Ley de Leyes refleja un crecimiento cualitativo de
nuestra sociedad y una madurez consecuente de nuestra Revolución.
Por todos esos valores, por todas esas razones;
por lo que significa en estos tiempos defender nuestra Ley, nuestra
Independencia, nuestra Soberanía, nuestra Dignidad; porque somos partícipes
activos, críticos pero fieles, de la inmensa obra humana que en 60 años hemos
construido en medio de los más inimaginables desafíos, este 24 de febrero
CUBADEBATE VOTA SÍ.
Y YO, CUBANA, HIJA DE ESTE PUEBLO, TAMBIÉN
VOTARÉ SI POR CUBA, SI POR MI CONSTITUCIÓN, SI POR LA PATRIA.
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