14-N: EJERCER EL DERECHO DE HUELGA
Comienza ya el sprint final para la huelga general del 14 de noviembre.
Mañana se celebrará un acto asambleario en el Ateneo de Madrid en el que
profesionales de la universidad y de la cultura mostrarán una vez más
su apoyo a la huelga general del 14 de noviembre, que coinicide con una
jornada de huelgas, asambleas y manifestaciones en toda Europa, con la
que se solidarizarán asimismo los sindicatos de América Latina con
concentraciones delante de las embajadas. Para la campaña de la huelga,
se están haciendo algunos videos muy atractivos en los que el motivo
principal es animar a los trabajadores a que ejerciten su derecho de
huelga. Cuestión nada fácil en un panorama de crisis de empleo y de un
correlativo aumento de la presión, la violencia y la amenaza como formas
cotidianas de respuesta al disenso de los trabajadores. El caso muy
reciente de EL Pais, al que se ha referido el blog hermano Metiendo Bulla en
el que con un ochenta por ciento de los trabajadores en huelga, la
dirección de la empresa se obstina, chantajeando a unos cuantos
trabajadores precarios, en publicar un simulacro de periódico para poder
afirmar que la huelga no ha surtido efecto porque no se ha paralizado
la producción, es emblemático. Como el comportamiento de la Junta de
Comunidades de Castilla La Mancha que, pese a recibir una sentencia
condenatoria del TSJ de la región un día antes de la reunión de fijación
de servicios mínimos para la huelga del 14-N, reitera el mismo programa
de servicios mínimos que la sentencia del TSJ había considerado nulos
por vulnerar el derecho de huelga. La idea de ambos ejemplos es la
misma. Disuadir de la participación mediante la amenaza, pero si esta se
efectúa, hacer lo imposible por que la huelga no produzca sus efectos.
Frente a ello, hay medidas jurídicas y políticas que pueden
contrarrestar estas maniobras. En el caso de los servicios mínimos, cabe
una impugnación cautelar de la orden de la Comunidad Autónoma ante el
TSJ que permita a éste depurar las inconstitucionalidades más groseras
de la decisión del gobierno, más aun si hay una decisión del mismo
tribunal en ese sentido. En la huelga de El Pais, exigiendo la
utilización del medio de comunicación como vehículo de expresión del
conflicto, en una apreciación evidente del principio de "equilibrio" o
de "proporcionalidad" que la publicación del diario ha roto de forma
evidente como forma de impedir la eficacia de la huelga y que debe
compensarse con el acceso a la información "regular" u "ordinaria" del
diario de una valoración del comité de huelga del producto informativo
que pudo llegar a los quioscos y a las páginas web en los días de huelga
junto con un juicio de valor de esta actividad empresarial de
obstaculización de un derecho fundamental.
Hablaremos en el blog en próximas entradas de otras presiones contrarias
y poderosas que la convocatoria de huelga va a sufrir y está
comenzando ya a padecer. Pero lo más relevante en una huelga, mucho más
allá de los obstáculos e impedimientos que se pongan a la misma, es la
decidida voluntad de cientos de miles de personas de manifestar mediante
la negativa a prestar su trabajo para otro, una clara señal de rechazo
de las políticas de austeridad que las autoridades monetarias y
económicas europeas están imponiendo como receta anti-crisis y que el
gobierno español aplica de forma ilimitada buscando no sólo la
destrucción del poder sindical en las relaciones laborales sino la
puesta en marcha de un proceso de privatización de los servicios de
interés general - el agua, la sanidad - ligado a la degradación de
servicios públicos fundamentales - la educación en todos sus grados - y
la reducción del sistema de derechos que nace del trabajo asalariado en
un conjunto de reglas ordenadas e impuestas por el poder unilateral del
empresario.
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