Marca infantil
Por:
Hugo Ríus
Siete cosas que todos tenemos en casa podrían proceder del trabajo infantil, remarca una autorizada agencia internacional recordando que más de 250 millones de niños en el mundo deberían estar jugando y no lo hacen. Es el equivalente a la mitad de la población de la UE (Fuente: El País).
Este
año la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en ocasión del Día
Mundial contra el Trabajo Infantil (12 de junio), llamó la atención
sobre lo insospechablemente cerca que puede estar el placentero consumo
cotidiano de lo que se extrae, produce y comercializa en muchos lugares
del planeta, debido a uno de los más infames modos de explotación
humana.
Vale el recurso al que recurre para continuar sensibilizando sobre un
extendido fenómeno denunciado y condenado, que priva a la niñez de los
derechos a la protección, la salud, educación y el juego, con graves
amenazas para sus propias vidas y futuros, allí donde carecen de
legislaciones que los salvaguarden y gobiernos venales cierran los ojos a
explotaciones empresariales y familiares.
En una apropiada invitación a la reflexión la OIT identifica como los
siete bienes de consumo, potencialmente marcados por el trabajo
infantil a la batería del móvil, tableta o portátil hecha de cobalto, la
taza del café mañanero, o el té, el modelito de ropa, la sombra de ojos
del maquillaje, la joya de oro, y los vegetales de la despensa.
Según dicha Organización, de los 264 millones de niños de 5 a 17 años
de edad, citados, 85 millones lo hacen en las peores formas,
situaciones de esclavitud, explotación sexual, reclutamiento para
conflictos armados, tráfico de menores y trabajos peligrosos.
¿Habrá que certificar los bienes de consumo diario, exentos de tan repudiables abusos?
Acto seguido invito a leer este texto y las reflexiones del Papa Francisco en torno a esta pandemia de la humanidad, porque no es solamente el mundo subdesarrollado, aquí no se narra la humillante tarea de las niñas y niños en el trabajo doméstico en las casas opulentas de familias adineradas.
El papa Francisco instó a la comunidad internacional a redoblar
esfuerzos para acabar con todas las variables que hacen que se prolifere
el trabajo infantil en todo el mundo, una realidad que calificó como
una forma de “esclavitud moderna”.
“Hoy se conmemora la jornada mundial contra el trabajo de menores.
Debemos redoblar esfuerzos para suprimir las causas de esta esclavitud
moderna”, declaró el Sumo Pontífice en la plaza San Pedro durante el
Ángelus.
“Millones de niños se ven privados de algunos de sus derechos
fundamentales y se hallan expuestos a graves peligros. ¡Hoy hay tantos
niños esclavos!”, exclamó el sumo pontífice sobre esta realidad que
viven en su mayoría los países subdesarrollados.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo de las
Naciones Unidas (ONU), cerca de 168 millones de niños en todo el mundo
realizan laboran sin ingreso equitativo, sin seguridad en el lugar y
mucho menos protección social o cualquier atributo propio de un trabajo
decente. De este grupo, 85 millones realizan trabajos en empleos que
ponen en peligro su vida y su salud, como en minas.
Aunque Asia y el Pacífico, tiene 78 millones de infantes trabajando,
representa el 9,3 por ciento de incidencia en este fenómeno. El primero
en incidencia es África Sub-sahariana, que representa el 21 por ciento,
con 59 millones de infantes viviendo en esclavitud. América Latina y el
Caribe, el 8,8 por ciento, con 13 millones; y Medio Oriente y África del
Norte, el 8,4 por ciento, con 9,2 millones. Estas cifras para el Medio
Oriente va en aumento considerando la realidad de los refugiados.
El papa Francisco ha denunciado en diversas ocasiones que en las
sociedades modernas existen diferentes formas de una esclavitud moderna.
Entre las manifestaciones que él ya ha señalado como tales, además de
la explotación infantil, se encuentran las escasas oportunidades de
trabajo, la prostitución y el tráfico de órganos.
(TeleSur)
¿Han notado? En el mundo desarrollado, según las cifras, NO HAY TRABAJO INFANTIL. Será verdad? No lo creo, y además, siempre sucede lo mismo, por qué indicar que los niños realizan labores sin ingreso equitativo, cuándo lo que habría que señalar es que NO DEBERÍA HABER NIÑOS TRABAJANDO.
No acabo de entender cómo pese a las reiteradas llamadas de atención sobre este grabe problema por diversos organismos internacionales, siguen sin tenerse en cuenta las vidas de tantos niños explotados en el trabajo.
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