Lo publiqué con su propio título, cual me lo envió nuestro amigo Pedro Guglielmetti
España (Publico de España)
El primer estudio de la Fundación Alternativas sobre el 15-M permite despejar algunas dudas sobre el carácter de la movilización. Quizá las más relevantes sean que la mayoría de los indignados buscan una reforma del sistema (no su ruptura) y que, lejos de ocultar su ideología, se declaran abiertamente de izquierdas. También resulta llamativo que el 56% admita que ha ido a votar el 22-M: es un porcentaje diez puntos inferior a la media, pero al mismo tiempo confirma que no se trata de ciudadanos que se sitúen en los márgenes del sistema.
La rebelión de los indignados parece tener una triple diana en el poder político, financiero y mediático. Hay que admitir que, de los tres, sólo la clase política ha iniciado una especie de autocrítica a partir del 15-M. Habrá quien diga que es puro cinismo o mero interés electoral, pero no se puede denunciar a alguien por una cosa y por su contraria. Si los políticos merecen reproches por haberse alejado de los ciudadanos y por primar el mero carácter formal de la democracia (el voto cada cuatro años), es de justicia alabar a quienes ahora están tratando de interpretar los gritos de indignación ciudadana para proponer los cambios y rectificaciones oportunas. Los periodistas haríamos bien si nos aplicáramos... y qué decir de los banqueros.
Por lo demás, los objetivos declarados del 15-M parecen impecables: lucha contra la corrupción, reforma electoral, limitación del poder de los mercados financieros y mejora de la democracia. Todo un programa de gobierno.
Italia
( De Reinaldo Gianola-L'Unita)La maniobra anticrisis del Gobierno de Berlusconi, golpea a las familias, a los sectores sociales mas débiles y expuestos a la crisis y a la caída de sus ingresos, a los enfermos, a quienes tiene necesidad de asistencia, a la educación, a las Regiones y municipios, a las empresas y al trabajo. Se olvida de rebajas o al menos dar una señal sobre los costos de la políticas atacan los derechos de los ciudadanos, una agresión a los sectores sociales más débiles más indefensos, contando quizás sobre la escasa capacidad de reacción, sobre la división y cierta timidez sindical, sobre el obligado sentido de responsabilidad de la oposición. Pero es cierto que primero o después, también este país narcotizado del berlusconismo triunfante, y hoy esperamos agonizante, tendrá que despertarse.
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