"¿No estábamos saliendo del túnel?" por Marco Schwartz.
El temor a un colapso en la economía mundial se ha disparado en los últimos días, pese a que desde los centros de poder se venían difundiendo desde hacía más de un año mensajes esperanzadores sobre una inminente salida del túnel.
La degradación de la deuda de EEUU ha sido la última manifestación del caos en que se ha convertido el sistema financiero como resultado de tres décadas de hegemonía ideológica neoliberal. Tras el tempestuoso fin de semana, cabe suponer que políticos y analistas seguirán hoy con suma atención las señales que arrojen los mercados.
Los augurios no son favorables: la Bolsa israelí, que funciona los domingos, tuvo que suspender ayer la sesión por el desplome que estaba sufriendo. Pero, con independencia de lo que digan hoy los sacrosantos mercados, el problema de fondo persistirá hasta que se proceda, como mínimo, a una refundación del capitalismo.
Esa refundación debe incluir una nueva formulación del sistema, de modo que la economía esté al servicio de la sociedad y no sólo de una fracción cada vez más ínfima de ella. Matt Stoller, experto del Roosevelt Institute, recordaba ayer, en un artículo titulado “La depredadora agenda política de Standard & Poor’s”, cómo, en 2003, la agencia que acaba de bajar el rating a EEUU ejerció toda su presión contra el estado de Georgia cuando este intentó aprobar una legislación para prevenir créditos hipotecarios de alto riesgo. También recordaba la denuncia de Naomi Klein de que, a comienzos de los noventa, S&P y Moody’s amenazaron a Canadá con la degradación si no daba un tajo al seguro de desempleo y a la sanidad. De esto es de lo que deberían hablar los políticos.
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