El
manifiesto de los 55 catedráticos y catedráticas de Derecho del Trabajo
que criticaba la norma del gobierno del Partido Popular de reforma
laboral, ha tenido una gran repercusión en otros países en los que la
doctrina laboralista española es conocida y seguida. El manifiesto se
ha distribuido en Latinoamérica, en la red de ex-becarios de la OIT,
Bolonia y Castilla La Mancha, en la revista uruguaya "Derecho Laboral", y
en muchas otras páginas web brasileñas, peruanas y argentinas. Además
ha circulando en las redes sociales Facebook y Twenti. La "Revue de
Droit du Travail", editada por Dalloz y dirigida por Antoine Lyon-Caen, hará una referencia explícita al manifiesto en su editorial, que también ha circulado por las redes académicas italianas.La
revista digital "Insight" lo ha reproducido. Muchos de estos amigos y
amigas nos han preguntado por algunos aspectos sobre la confección del
manifiesto, los firmantes y, naturalmente, los no firmantes. A responder estos interrogantes se dedica la entrada.
La
primera cuestión que se pregunta es por qué los organizadores del
manifiesto decidieron limitarlo a la firma de catedráticos y no de otros
profesores de Derecho del Trabajo. Se habría ganado en número y no
habría sido un texto elitista, reservado al mandarinazgo académico. Sin
embargo, se decidió restringirlo a la cualidad de catedrático
(permanente o acreditado) en parte por continuar - y comparar - con
iniciativas anteriores en las que profesoras y profesores de derecho del
trabajo habían manifestado en público su posición ante medidas de
reforma laboral o de seguridad social, entre otras las que se produjeron
con ocasión de la huelga general del 29 de septiembre de 2010 o ante la
reforma de la negociación clectiva en junio de 2011. Por otra parte, la
reducción a la posición de catedrático permitía una apreciación
bastante directa por la prensa de la capacidad profesional de los
firmantes y su solvencia en el tema que abordaban críticamente. Por
último la ampliación a otras categorías planteaba problemas de límites -
¿hasta qué categoría, profesores asociados a tiempo parcial, sólo a
tiempo completo, empleados públicos y contratados? - y de gestión del
número de adhesiones, habida cuenta de lo artesanal de la preparación y
recogida de firmas por parte de los organizadores y autores del
manifiesto.
La
segunda cuestión más comentada ha sido la del número de firmantes y, más
allá, la pluralidad que representan. La lista se puede consultar - y de
hecho se ha hecho con frecuencia, puesto que las entradas a esta página
son muy altas, más de 800, en este mismo blog: 55-catedraticas-y-catedraticos-de derecho del trabajo suscriben un manifiesto contra la reforma laboral.
Pluralidad ideológica, territorial y generacional, que es muy
llamativa. Son 27 universidades, la edad de los firmantes es
extremadamente diversa, y en la lista se encuentran posiciones
ideológicas no homogéneas, desde la izquierda hasta el centro-derecha.
Claro que esta constatación lleva a la pregunta inmediata. ¿Quienes no
firmaron y por qué?
Entre los no firmantes, hay varis personas que no lo han hecho en función de su posición isntitucional. Unas, como Maria Emilia Casas y Miguel Rodriguez - Piñero, por su condición de ex presidentes del Tribunal constitucional y, en el último caso, miembro del Consejo de Estado. Margarita Ramos es Consejera de Empleo del Gobierno de Canarias, y Carolina Martínez presidenta de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos. Sin embargo, Casas y Rodriguez Piñero, con Valdés, han
escrito el editorial de la revista Relaciones Laborales en el que se
contiene una fuerte descalificación crítica de las orientaciones de la
reforma. Ramos es firmante de otros manifiestos, y en concreto el
que, con otros veinte catedráticos, criticó la reforma de la
negociación colectiva del RDL 7/2011. Martínez envió un mensaje
de solidaridad que fue leido en público al acto del 24 de marzo en el
que las gentes de la cultura y de la universidad se reunieron en el
Ateneo de Madrid en apoyo de la huelga general. Es decir que las causas
de que no firmaron estas personas hay que buscarlas en su percepción de
que el cargo institucional que desempeñan hacía desaconsejable una toma
de postura pública en un contexto de convocatoria de huelga general.
Otros catedráticos no firmaron por motivos contrarios. La inserción de
estos profesores en importantes organizaciones de letrados y su normal
actividad de defensa de empresarios y altos cargos, hizo que directores y
consultores laborales de los despachos profesionales de Garrigues, Cuatrecasas, Uría, Pombo y Gómez Acebo, Sagardoy asociados, Pedrajas Abogados, no
estamparan su firma en el manifiesto. En algunos casos posiblemente
estaban en contra del mismo, y a favor de las grandes líneas de la
reforma, pero en otros han seguido la regla del despacho profesional de
no tomar posición pública ante hechos polémicos, con independencia de su
opinión sobre el fondo del asunto.
Otros cuantos no firmaron porque, según declararon, el texto no les
satisfacía o lo consideraban demasiado apasionado, como ligado a una
posición militante o "de sigla". En muy pocos casos, la falta de
notificación impidió conocer el sentido de la voluntad del catedrático
no informado del contenido del manifiesto.
Sin embargo lo que resulta más llamativo a nuestros correspondientes
colegas del exterior es la ausencia de los profesores más antiguos del
Derecho del Trabajo español, de quienes se habían leido páginas muy
decisivas en la reivindicación de un derecho del trabajo como un
proyecto emancipatorio. De la Villa y Sala, que en las
décadas de los setenta y de los ochenta eran exponentes de un derecho
del trabajo progresista, no han suscrito sin embargo el manifiesto. Si,
por el contrario, una parte de sus discípulos. Esa ausencia ha sido muy
comentada como señal inqueívoca de que múdanse os tempos, múdanse as vontades.
También como manifestación de un cierto desbordamiento de su rol
dirigente por la siguiente generación de profesores. Pero puede también
interpretarse como un símbolo del distanciamiento que estos maestros han
ido acrecentando respecto de un conjunto normativo cuyas señas de
identidad ellos mismos ayudaron a definir y que precisamente la reforma
laboral del 2012 vanifica y desmorona. Un cierto desvalor de la
dimensión político-democrática del derecho del trabajo sustituida por un
nuevo paradigma productivista en el que la norma laboral está al
servicio de la empleabilidad del trabajador, y un desencanto activo
contra la actuación colectiva de los trabajadores en torno al sindicato.
Lo que pone de relieve la amplitud de la crisis ideológica en la que
está sumida la cultura jurídica democrática e igualitaria hoy. y la
necesidad de impulsar una labor de reflexión teórica fuerte en torno a
una nueva narrativa jurídica que establezca seguros fundamentos
contrahegemónicos en su desarrollo y práctica social.
El mnifiesto de los 55 se puede consultar en Por un trabajo decente y liertades colectivas plenas
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