Hace 142 años, el 10 de Octubre de 1868, Cuba vio nacer su primera gran Revolución. A media mañana, y ante un puñado de hombres valientes reunidos en La Demajagua, cerca del pueblo de Manzanillo, Carlos Manuel de Céspedes proclamaba la independencia de la Isla, liberaba a sus esclavos y llamaba al alzamiento en armas. Aquel fue el día del comienzo. Nacía así el movimiento de liberación cubano, y se echaba a andar el motor de esa tradición independentista que entraba a la historia con letras mayores.
En La Demajagua los cubanos proclamaron la independencia absoluta y sin condiciones; los esclavos, negros y mestizos, se hicieron un brazo más en la manigua. Las armas, el único camino y la batalla sigue siendo la misma: la de la dignidad y la igualdad humana, la soberanía y el bienestar, la independencia y la nacionalidad.
Hoy se sigue llamando al combate con el mismo lema de Céspedes, el que en la guerra se hizo grande y Padre de la Patria: "Independencia o Muerte, Cuba no sólo tiene que ser libre, sino que no puede ya volver a ser esclava".
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