Lydia Guevara Ramírez
Según datos consultados de la CEPAL , “en Latinoamérica en el año 2000 migraron 21 millones de personas siendo en 2005, la cifra alrededor de 25 millones. Las migraciones interregionales en el seno de Iberoamérica supusieron movimientos de más de 5 millones de personas, en un proceso que afecta a prácticamente a todos los países iberoamericanos y que se da en ambos sentidos, en el de emigración y en el de inmigración”. Este mundo ya no está dibujado en blanco y negro, sino en matices, los otroras países de emigración como España e Inglaterra que en las guerras de conquista poblaron los territorios de nuestros países cual si estos hubiesen sido “res nullis” sin civilización ni población anterior, expoliaron las riquezas nacionales, casi eliminaron la población autóctona y ahora son países de emigración, receptores de fuerza de trabajo, no solamente de América, sino también de la África de donde se llevaron los negros y los convirtieron en esclavos, de árabes y de personas de otros países, pero con una gran diferencia. Ahora no quieren otorgar el tratamiento humano a los migrantes, sino que han generado por la acción de los medios, la mayor ola de xenofobia conocida en el mundo.
Los migrantes son terroristas, son criminales, narcotraficantes, buscadores del buen vivir y del placer sin trabajo ni sacrificios. ¡Cuántas cosas hay que leer en estos tiempos!
Cuando se trata de la emigración hacia el primer mundo, las personas viven bajo el chantaje del regreso forzado, del uso de la fuerza y del discurso del retorno de los migrantes como elemento de presión a los países, cuando como sucede ahora, no se adopta la decisión inmediata y sin condiciones de aprobar los acuerdos de libre comercio.
Actualmente se refuerzan los desplazamientos de personas de una región hacia otra como resultado de la crisis y depresión económica mundial. Se habla de binomios necesarios como son pobreza y riqueza, dominación y subordinación, crisis y emergencia, cuales excluyentes entre sí, siendo al contrario un complemento de cualquier proceso de migración.
Unos países siguen siendo los depredadores de los recursos y riquezas de la humanidad a través de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales que han contribuido con su actuar a la segmentación de las regiones quedando en el sur los proveedores de materias primas y de trabajadores, con lo que también influyen en el robo y la fuga de cerebros.
Transnacionalizan las economías y los mercados, pero no permiten el flujo libre de las personas que angustiados por la situación en que viven en sus países de origen, se ven obligados a enajenarse de su familia, de su territorio, mediante el tráfico ilegal de personas, cuales mercancías desechables cuando ya no cumplen su cometido,
Además es importante resaltar un hecho innegable. Los estados de acogida del primer mundo no aceptan por conveniencia la licitud de la migración, pero cierran los ojos ante el hecho de la cantidad de personas que de manera ilegal son movidos hacia distintos territorios y con ello se convierten en excluidos sin amparo de sus derechos, entre ellos, los derechos y beneficios de la seguridad social, lo que provoca adicionalmente desprotección, marginación, fomenta la economía informal, hace cada vez más rara la afiliación sindical y termina por promover e incentivar el dumping social, entre los propios empresarios.
Causas y consecuencias de la migración.
Cuando de movimientos migratorios se trata, aparecen investigaciones y estudios con un conjunto de causas de índole política, social, económica, cultural, familiar, pero este fenómeno es multifacético, es multidisciplinario, todos tienen una razón de ser e incluso existen en su conjunto en algunas migraciones. Pero podemos aseverar, sin temor a equivocarnos que esos estudios sobre los efectos de la migración para ambas partes, el receptor y el emisor, no son concluyentes en el sentido que los propios investigadores han querido darles. La mayoría han sido elaborados por investigadores de los países desarrollados y llevan la impronta de su propia percepción del fenómeno, a veces tendenciosa y unilateral.
Hay que romper barreras y ganar espacios de comunicación y difusión de nuestras ideas, mediante las redes alternativas de información sobre los verdaderos motivos, consecuencias y perjuicios que ocasiona la migración no planificada, aunque incluso la dirigida y programada, en los países emisores, porque estos pierden su juventud, que es la primera en movilizarse, generando situaciones de extrema crisis por el déficit de personal calificado, ya formado y que benefician con sus conocimientos a quien no se preocupó en su formación. Los receptores crean una imagen de oportunidades en el primer mundo, de beneficios no disponibles en los países de emigración, para atraer su fuerza de trabajo a través de los subcontratistas, tercerizadores, empresas de empleo temporal y otras redes de captación de capital humano como mercancía de valor para sustituir a la desechable que ya puede ser eliminada.
Qué irracionalidad enfrentamos en los textos consultados cuando hablan de consecuencias y causas de la migración, siempre en contra de las personas, tildadas muchas veces de incapaces de trabajar en su territorio, que prefieren la aventura de la búsqueda de empleo en otros países, algunos considerados ciudadanos de quinta categoría, delincuentes, vagos y como consecuencia fundamental para sus países está obtener recursos monetarios a través de la remesa, cual explotación de trabajo esclavo por sus gobiernos. Sin embargo no mencionan el robo de cerebros, la facilidad de obtener fuerza de trabajo calificada, de primer nivel de conocimientos, en cuya preparación no han invertido recursos, ahorrándose el tiempo y el dinero para otros menesteres. Pero terminan aniquilando así a los países que se ocuparon de la formación profesional de su fuerza autóctona.
Se ha favorecido el dumping social, entre países del primer mundo y del tercer mundo, llegando incluso a no reconocer fronteras éticas ni compromisos sociales. Por tanto la pérdida de los niveles de protección, la globalización neoliberal con su desregulación y flexibilización de las relaciones laborales ha provocado flujos mayores de migrantes. Hemos regresado a la división internacional del trabajo, pero de otra forma: unos países son básicamente receptores y otros fundamentalmente emisores de fuerza de trabajo. De esta forma se protege el capital de los embates de las crisis mediante el abaratamiento de los gastos en salario y en mantenimiento de su fuerza de trabajo, dejando sin protección alguna a los trabajadores, con lo que sigue invertida la pirámide, pues la empresa continúa teniendo el protagonismo que le pertenece a los trabajadores.
Pero no solamente tenemos migrantes en el primer mundo, sino que como una característica de la región, por su idiosincrasia, igualdad de lengua, credo, desarrollo, en fin, por ser latinoamericanos, nuestros trabajadores andan entre los propios países de la región, centroamericanos que se mueven entre su territorio y hacia México que ha dejado de ser el trampolín hacia el desarrollo, para convertirse en receptor de migrantes, o los de mayor desarrollo en el cono sur, que reciben paraguayos y bolivianos, cual es el caso de Brasil y Argentina, que se puede comprobar en datos de CEPAL.
Según las estadísticas de la OIT y de otros organismos internacionales y regionales se observa que el nivel de empleo subió, pero lo que no se dice es que creció el empleo precario, tercerizado, subcontratado, no el estable y remunerado, o sea, bajo los parámetros de la OIT el crecimiento no se debió al llamado “trabajo decente” como meta del decenio, en condiciones de seguridad y salud, sino en las actividades que en muchas ocasiones provocan accidentes del trabajo, causando la pérdida de valiosas vidas humanas en las edades juveniles por falta de preparación y educación profesional. Y en este caso, no hay protección de la seguridad social, no hay muchas veces información estadística confiable, porque los empleadores no cotizan por dichos trabajadores que emplean de manera ilegal sin cumplir las formalidades y requisitos vigentes.
Hay que evitar por todas las vías posibles la emigración forzosa de las personas por falta de seguridad jurídica, por la violencia institucional que cercena la vida y las esperanzas de una generación que ve sucumbir a diario por enfermedades curables y hambre tantos niños como el triple de personas que murieron en el atentado de las Torres Gemelas que conmocionaron al mundo e incluso constituyeron un viraje en el enfoque de la doctrina de seguridad nacional, la lucha contra el terrorismo y la teoría del golpe preventivo, sin que ni siquiera se haga mención a la pérdida de un futuro mejor con esas muertes innecesarias.
Actualmente hay más de 185 millones de personas fuera de sus países de origen, alrededor del 3% de los habitantes del planeta. Una de cada 10 personas en los países desarrollados es un migrante y uno de cada 70 en los paises en desarrollo es migrante. De ahí la gran diferencia en la recepción de los que abandonan sus países tanto con carácter temporal como definitivo.
Este estado de cosas existe a pesar del Convenio 143 de la OIT sobre los trabajadores migrantes, del año 1975, del cual se infiere que a pesar del Programa Mundial del Empleo de la propia OIT, siguieron aumentando los desplazamientos de trabajadores, cuando lo que se quería estimular era el movimiento de las tecnologías y los recursos hacia los países en desarrollo, en lugar de proporcionar un motivo a la salida de las personas por falta de futuro en su país de origen.
En ese mismo orden está la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada por la Asamblea General en su resolución 45/158 de 18 de diciembre de 1990, donde se instaba a los estados a desalentar la práctica de emplear a trabajadores migrantes ilegales o indocumentados por el reconocimiento amplio de los derechos humanos fundamentales y al mismo tiempo llamaba a los propios migrantes a legalizar su situación en el país receptor para gozar de derechos adicionales que podrían concederse a los que tuviesen ese status legal en cada lugar. Esta Convención entro en vigor por la ratificación de los países en 2003.
De todos es conocido el papel que está desplegando la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobiernos en materia de política social y que hubo de aprobar en el 2006 el Convenio iberoamericano de Seguridad Social ya ratificado por 13 Estados, que puede convivir con los más de 50 convenios bilaterales suscritos entre estados y que todos sabemos que no han jugado su rol esperado. Dicho Convenio está dedicado al tratamiento de los derechos de los migrantes en igualdad de condiciones con el resto de los trabajadores, sin motivo de discriminación alguna, pero hay que leer con detenimiento, que se trata solamente de los migrantes documentados, legales, en empresas constituidas, por tanto los que conviven con el trabajo informal seguirán siendo desprotegidos, al igual que los excluidos por la causa de su no reconocimiento ante la seguridad social.
Este Convenio expresa que sus tutelas se extienden hacia quienes hayan trabajado y cotizado a la seguridad social en países diferentes al propio y puedan recibir tras su jubilación la paga correspondiente de todos los países de la región en los que haya sido empleado de igual naturaleza y forma. Por tanto cubriría a 5 millones de emigrantes y ¿el resto?. Cierto es que la ilegalidad e ilicitud no puede generar derecho, pero esos millones de hombres y mujeres seguirán siendo excluidos por una simple razón de no encontrar empleo en su país de origen o no tener cubiertos sus derechos fundamentales.
Además para completar el cuadro anterior no es obvio señalar que en la integración latinoamericana del MERCOSUR y la Comunidad Andina, así como en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, las Declaraciones y acuerdos de carácter y naturaleza laboral, incluyen normas sobre el tratamiento a los migrantes.
En los años noventa se suscribieron 87 convenios bilaterales migratorios en América Latina (9 de re-admisión, 6 de regularización, 10 convenios laborales, 2 de promoción, 31 de libre circulación, 23 de retorno asistido y extradición, y 3 de protección al migrante).
El MERCOSUR y la Comunidad Andina de Naciones, CAN, prevén mecanismos e instrumentos de libre circulación, establecimiento y acceso al mercado de trabajo de nacionales de países miembros. La migración es una variable más del proceso de integración regional, o alguna de sus formas (área o zona de preferencia económica, área o zona de libre comercio, unión aduanera, mercado común o unión económica).
En cuanto al TLCAN[1], de 1994 a 2002 sólo se generaron 500 000 empleos en el sector manufacturero, mientras que en el agrícola se perdieron 1.3 millones de puestos de trabajo. Además no se ha detenido el flujo migratorio, mas bien éste ha aumentado (se calcula que la emigración anual es de 400,000 personas).
Esta es la oportunidad que no debemos dejar pasar. Ya se han celebrado tres ediciones del Foro Social Mundial destinado a las migraciones. El tercero celebrado en Rivas, España en septiembre 2009 emitió la Segunda Declaración de Rivas donde llaman la atención a los aspectos fundamentales que acompañan a los migrantes: la trata de personas, la ilegalidad del traslado, los abusos contra la persona y sus derechos, los bajos salarios y el desconocimiento de sus derechos laborales, la ausencia de protección sindical, ante la falta de organizaciones representativas, el crecimiento de la xenofobia y el racismo, el papel de la prensa en la creación de estereotipos de los inmigrantes hasta la criminalización y la victimización de las personas como discurso hegemónico.
Incluso recuerda que hay diferentes tipos de migraciones, las voluntarias y las forzosas, las fronterizas, y los desplazamientos de los pueblos indígenas por expropiación de sus tierras o por las guerras que provocan refugiados y que por tal motivo deben encontrar un empleo para sostenerse a sí mismos y sus familias. En las peores condiciones se hallan los más vulnerables que son los niños y las mujeres.
En esta Declaración se mencionan las Voces y los Derechos de los migrantes por un mundo sin muros, llamando a la defensa de sus derechos frente al trabajo forzoso, esclavo y precario para que resulte en la transformación de un trabajo digno y libre.
En ocasión del III Foro Social Américas, celebrado en octubre de 2008 en Guatemala, por primera vez tuvimos la oportunidad de intercambiar con más puntos de contacto que de desencuentros, con los organizadores y patrocinadores de la Alianza Social Continental. Es menester recordar que fueron los juristas laboralistas latinoamericanos quieren comenzaron el movimiento de rechazo al ALCA, desde el ELAL[2] de Argentina en octubre del 2001 y conformaron su plataforma de enfrentamiento en los Encuentros Hemisféricos de Lucha contra el ALCA, celebrados en La Habana , desde el año 2002, pasando por nuestra presencia militante y combativa en el movimiento de los Foros Sociales y las Cumbres de los Pueblos, por lo que ya podemos identificarnos a través de la ALAL y de la AAJ como activistas de los cambios que demandan nuestros pueblos.
Pretendemos que al interior de cada uno de nuestros países, los profesionales del derecho en torno a nuestras organizaciones continentales que ya abarcan también a la Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo y con el concurso del Gremio Nacional de Abogados de los Estados Unidos y la Asociación Canadiense de Abogados del Movimiento Sindical sigamos participando en los procesos de transformación social a partir de un nuevo modelo de relaciones laborales ajustado al desarrollo de la conciencia social del continente y de los gobiernos más progresistas en el poder, que han constituido dos grandes organizaciones internacionales integracionistas, me refiero al ALBA[3] y a UNASUR[4]. Es precisamente en este marco que debemos presentar nuestro concurso para elaborar la legislación de soporte de los derechos laborales con el nuevo modelo de relaciones laborales del siglo XXI y a través de la Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo proporcionarle el apoyo y reconocimiento judicial que requieren.
En la Carta de Cochabamba[5] se plantea que “el agotamiento del paradigma neoliberal de relaciones laborales vigente en nuestro continente durante las últimas décadas del siglo XX, nos demanda construir uno nuevo, en el cual el trabajo humano sea considerado con criterios que exceden el marco del mercado económico, y que se apoyan en los principios de la Justicia Social ”.
Y basados en la justicia social se reiteró en el III Foro Social Américas ya mencionado que uno de los temas priorizados para el debate sería precisamente “la situación jurídica de los migrantes”, para abordar en su contexto un entramado de aspectos cuales serian sin ser agotados: tratamiento que reciben en las diferentes áreas geográficas, la precariedad de su empleo a través de la subcontratación, los empleos tercerizados y en las maquilas y otros centros fabriles fronterizos con fuerza de trabajo nacional y patronos extranjeros, su formación profesional, el derecho a la información y la consulta, la factibilidad de la negociación colectiva a través de la existencia de la organización sindical y posibilidad de elaborar una legislación supranacional, en América Latina, en defensa de sus derechos. La ALAL y sus miembros, pueden apoyar y están decididos a hacerlo en este empeño, desde la doctrina hasta la práctica, argumentando cada uno de los aspectos antes mencionados.
El futuro pertenece por entero a la solidaridad entre nuestros pueblos.
[1] Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
[2] Encuentro Latinoamericano de Abogados Laboralistas.
[3] Alianza Bolivariana para los pueblos de América.
[4] Unión Sudamericana
[5] Se refiere al primer documento programático de ALAL como modelo de relaciones laborales para América Latina y que se incorporó a la Carta Sociolaboral latinoamerican.
Lidia: comparto tus reflexiones sobre el fenómeno de la migración.- El proceso que implica para todo ser humano salir de su lugar,desprenderse de sus seres queridos,de sus costumbres,de su habitat-en terminología casi biológica- nunca es deseado.- Si alguien se retira del lugar en el mundo en el que habita es porque está en una situación límite,y haciendo prevalecer el instinto de supervivencia por sobre las costumbres y el arraigo,busca otros horizontes,que presume le serán más favorables.- En la mayoría de los casos sucede todo lo contrario;debe vivir en sitios inhóspitos,en tugurios,marginado,discriminado,trabajando en condiciones de ilegalidad y precarización.- En definitiva llevando un estigma:el ser que huye; que se refugia.-En los comienzos del siglo pasado,nuestra América Latina,y en especial,Argentina,recibió a muchas personas,en su mayoría de países europeos,que buscaban un futuro mejor para sus descendientes.- La situación política era diferente a la actual,y ésto generaría un largo debate que excedería este comentario.- Actualmente,Europa (ejemplo emblemático: la Francia de Sarkozy) quiere expulsar a los seres humanos provenientes de otros países,predominantemente´el continente africano que fué usurpado y saqueado por ese y otros tantos países europeos; pero,peor aún,el gobierno del señor Sarkozy quiere expulsar a los propios integrantes de la Unión Europea.-Las mujeres y los jóvenes (la mayoría menores de edad,niños/as) son los más afectados,quizás remembranzas de de la historia sangrienta de la Revolución Industrial. No debemos jamás olvidar las enseñanzas que nos brinda la Historia; analizar,investigar nuestros orígenes,y de esta manera avanzar y luchar para intentar hacer,entre todos,hermanados,un futuro mejor,con menos desigualdades,odios,violencia,y más justicia.Susana Treviño
ResponderEliminarExcelente comentario querida Susana y pienso que hay mucha tela por donde cortar. Las migraciones forzadas por necesidades económicas provocan tanto ambiente de violencia, por desarraigo involuntario, como pudieran generar otros factores de riesgos en el ambiente laboral. Cuando tratamos la violencia, estamos acostumbrados a ver el tema desde el ángulo solamente de los elementos que la conforman como son "uso abusivo del poder, intensidad, frecuencia, ánimo con que actúa el acosador, etc", pero muy poco vamos hacia las consecuencias, en el caso de los profesionales del derecho, porque dejamos en manos de los psicólogos y sociólogos la respuesta apropiada, para una persona que está padeciendo de ultrajes, burlas, molestias, maltrato, en fin, de humillaciones e incursiones contrarias a su dignidad humana. Y es precisamente dentro del ámbito de las consecuencias, donde el derecho también podría apoyar a la víctima.
ResponderEliminarSoy partidaria de la labor preventiva, de las estrategias de prevención, mucho más que las de corrección, ya que la prevención actúa antes del daño y la corrección ya procede cuando el daño está hecho y muchas veces irreparable para el o la que lo ha estado sufriendo y soportando por largo tiempo.
Los que emigran sienten xenofobia de parte de los nacionales, muchas veces ligada a discriminación por otros motivos, como es el sexo, género, posición social, casi siempre, del último escalón de abajo hacia arriba en la pirámide del desarrollo. Su vida se complica y para salir adelante deben hacer de todo, desde trabajos simples, hasta trabajos en sectores informales.
Y no me refiero únicamente a los indocumentados, sino incluso a los que llegan con documentos, pero sin "recomendaciones", a abrirse un camino donde no hay sendas marcadas.
Y son doblemente discriminados, por ser migrantes y por ser pobres, o por ser migrantes y ser mujeres, o ser viejos, o no saber la lengua del país. Hay mucho de que hablar. Seguimos con los comentarios.