Sobre el caso REPSOL YPF una información que no constituye un elemento de interés
para los medios de comunicación españoles, volcados unos en la defensa del
neocolonialismo sin matices y los otros en la importancia de la seguridad
política para lograr un marco razonable y controlado de inversiones europeas en
los países emergentes de Latinoamérica. Es una reflexión, como suele suceder,
que va más allá de los tópicos al uso sobre el asunto YPF y que se relaciona
con el medio ambiente de forma muy directa. Leamos.
REPSOL, VACA
MUERTA Y LOS HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES
El
yacimiento de Vaca Muerta, principal protagonista de la expropiación de Repsol,
es fundamentalmente de lo que se conoce como shale gas, gas de pizarra o
gas de roca madre. En efecto, se trata del mismo tipo de gas que ha
revolucionado la industria del gas natural en EEUU. A finales de 2011 se
anunció un proyecto de exploración para un yacimiento de este tipo en el País
Vasco[1]. Aún está por demostrar que se pueda explotar shale gas respetando el
medio ambiente (a precios actuales), y también está por demostrar que la
euforia que se ha desatado en EEUU con el shale gas vaya a ser sostenible
(técnica y comercialmente) a largo plazo. Otro factor a tener en cuenta cuando
se habla de shale gas es que las condiciones geológicas, económicas, de
infraestructura, propiedad de la tierra y los recursos minerales,
disponibilidad de agua, acceso a maquinaria y a personal especializado, entre
otras, que se han dado en los EEUU se puedan reproducir en otros lugares del
mundo.
Es cierto
que la perforación horizontal y la fracturación permiten incrementar el
rendimiento en la extracción de petróleo, algo que se lleva haciendo muchos
años, y que estas tecnologías han permitido extraer el shale gas, que
antes era inaccesible. Sin embargo, estos cambios no han de ser necesariamente
tan revolucionarios como algunos dicen. Las condiciones que han permitido el
desarrollo del shale gas en Estados Unidos no se van a repetir en otros
enclaves geográficos. En primer lugar, no se dispone ni de la infraestructura
gasística ni de la masiva industria de hidrocarburos que hay en EEUU. En
segundo lugar, la geología de los depósitos de los EEUU, favorable para la
extracción, no tiene por qué repetirse en otros lugares del mundo, y de hecho
lo más probable es que no lo haga. Y por último, la completa falta de control
medioambiental sobre la industria del shale gas en EEUU, reflejada en el
documental Gasland y denunciada por numerosas organizaciones
medioambientales, no existe en otros países, al menos en Europa. Hablamos de
masiva contaminación de acuíferos en zonas densamente pobladas, y fugas de gas
hacia pozos de extracción de agua para consumo humano, hasta el punto de que el
agua de las granjas cercanas a los sondeos de gas se vuelve inflamable por el
alto contenido en hidrocarburos. La industria petrolera estadounidense, con la
excusa de la independencia energética, ha campado a sus anchas con la
connivencia de las autoridades. De hecho Halliburton, de la que Dick
Cheney fue vicepresidente, es la propietaria de las patentes de varias
técnicas y compuestos del fracking.
¿Permitirán
los hidrocarburos no convencionales alargar nuestra dependencia de los
combustibles fósiles, retrasando el pico del petróleo o peak oil? No significativamente,
las estimaciones de recursos disponibles en el futuro ya incluyen en cierta
medida las mejoras tecnológicas que aumentan los porcentajes de reservas
recuperables económicamente. Otro detalle a considerar es que el gas natural es
básicamente metano, que provoca más o menos veinte veces más efecto invernadero
que el CO2. Recientes estudios apuntan a que debido al metano que se escapa
durante el proceso de perforación, extracción y procesamiento del shale gas
y del coal bed methane o gas de capa de carbón, las emisiones del ciclo
de vida completo del gas no convencional superan incluso a las del carbón, de
modo que se anulan las credenciales limpias del gas natural proveniente de
estas fuentes en cuanto a emisiones de CO2.
Respecto a
Vaca Muerta y los hidrocarburos no convencionales la cuestión es que aún no
está claro si las reservas se pueden evaluar usando los criterios habituales de
los depósitos de gas y petróleo convencionales. Unos dicen que sí y otros que
no. Lo más probable es que no y que el shale gas vaya a ser una burbuja.
Los técnicos son más cautos en este tema y los financieros son más entusiastas.
La cosa es que hay un montón de peces (gas) en ese mar (el de los no
convencionales). Si se pueden pescar con las mismas cañas que se usan para los
peces de toda la vida (depósitos convencionales), aumentarán las reservas y se
hará negocio. Si no, que es lo más probable, se hará un poco de negocio pero no
será para tanto.
En términos
puramente especulativos, Repsol podría haber aprovechado la euforia respecto al
shale gas y vender el yacimiento de Vaca Muerta y que el riesgo de saber
si es explotable eficientemente lo asumieran otros. Parece que es lo que
planeaban con Sinopec, ya que China desea asegurarse el
suministro de petróleo y gas natural. Lo que no les falta a los chinos es
capital y están dispuestos a pagar un sobreprecio. Pero el gobierno argentino
se adelantó y expropió Repsol con la intención, podemos suponer, de asegurar el
desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta en lugar de su uso especulativo.
Francisco
Sánchez-Vizcaíno. Ingeniero
de Minas. Consultor en Energía y Recursos Minerales
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