Molesta observar que la edad mínima es a partir de los 14 años y sin embargo desde los 12 ya tenemos niños empaquetadores en los Supermercados e incluso aquellos que trasladan las bolsas y paquetes hacia los autos de los compradores, o aquellos que llevan carretillas y otros medios de transporte por las calles vendiendo productos o acompañan a sus familiares en los negocios "informales" en los grandes centros de ventas al aire libre en pequeñas tiendas, donde el niño en lugar de estudiar, está sometido a jornadas de 10 y 12 horas postergando sus años escolares, sustituidos por un trabajo a veces insalubres y como bien cita la OIT, en las peores formas de trabajo infantil.
Según normas internacionales como el Convenio 138 de la OIT, se reconoce como trabajo infantil:
• Participación de niñas y niños menores de 15 años en la producción y comercialización familiar de los bienes no destinados al autoconsumo o en la prestación de servicios a personas naturales o jurídicas
• Les impiden el acceso y permanencia en la educación
Se realizan en ambientes peligrosos, afectando el desarrollo psicológico, físico, moral o social de los niños con efectos negativos inmediatos o futuros. Y en el Convenio 182 de la propia OIT se tratan las peores formas de trabajo infantil:
• a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud,
• b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas;
• c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes,
• d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.
Y de inmediato nos cuestionamos: ¿por qué trabajan los niños? Las respuestas no se hacen esperar:1. Pobreza de las familias en la Región.
2. Escaso acceso a educación pública.
3. Débiles políticas socio-económicas para erradicar el trabajo infantil.
4. Erradicación del trabajo infantil no es objetivo estratégico
5. Trabajo infantil como medio de aprendizaje para el futuro
6. Desconocimiento sobre los riesgos del trabajo infantil
Como comprobamos, el trabajo infantil también es pre-condición para el trabajo esclavo, muchas veces en régimen de servidumbre forzada y que a los pocos años de vida, es difícil cuestionarse si es correcto o no lo que sucede y hasta dónde los familiares no son culpables de estas situaciones. Por tanto les invito a leer el siguiente trabajo para aumentar los conocimientos de lo que sucede aún con bastante frecuencia en Nuestra América. "El trabajo infantil en la provincia de Santa Fe y algunas cifras reveladoras de una situación que es bien distinta de lo que se piensa". Escrito por el Ministro de trabajo de la Provincia de Santa Fe, en Argentina.
Solamente a modo de ilustración, el autor señala que "Mencionar trabajo infantil hace pensar en los niños que mendigan y en los hijos de los peones rurales. Sin embargo, el sector que más absorbe niños trabajadores es el comercio. Por lo general, se trata de la situación del “nene que ayuda” en el negocio, taller o finca familiar. El segundo sector demandante es el empleo doméstico. Lo siguen una vasta gama de prestaciones englobadas en “Servicios, construcción, hotelería y restaurantes”.
Y además aporta la siguiente información:
Un dato aproximado es el de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de 2009, cuando el 5 por ciento de los niños de 10 a 17 años relevados en los grandes aglomerados urbanos de la provincia declaró tener una ocupación. La incidencia de este flagelo en Santa Fe tuvo su piso en 2005 (3,31%), hizo pico en 2007 (6,02%) y volvió a descender: 4,96% en 2009 es el último registro. En términos de género, son 7.800 varones y 3.300 mujeres. A nivel nacional, la EPH midió 4,87 puntos.
Pero por lo dicho antes, la estadística es relativa: las encuestas oficiales señalan los niños que trabajan por remuneración y propina, pero omiten a los que realizan tareas domésticas en su hogar, o tienen a su cuidado a hermanos, ancianos o enfermos.
Les invito por tanto a consultar la obra en http://www.pagina12.com.ar/
Lydia, como siempre, gracias por tus notas.
ResponderEliminarTe cuento que yo, como se describe tu nota, empecé a trabajar a los 11 años (por decisión propia -tuve que insistir para obtener la autorización de mi mamá, que como siempre termino por apoyar mi elección-). Mi segundo trabajo, a los 12 años, fue en un supermercado, empaquetando las mercaderías y llevándolas hasta el auto de los compradores, a la espera de una propina. El supermercado nos hacia limpiar los pisos y acomodar los changuitos de compra, exigiéndonos usar corbata, pese a no ser “supuestamente” sus empleados. El shopping, donde quedaba el supermercado, hacia la vista gorda a este fenómeno. Claro, era la época neoliberal del menemismo en nuestro país.Este temprano comiewnzo me ayudo a tomar conciencia de la crueldad de una sociedad capitalista sin solidaridad de clase.
Luego tuve muchos otros trabajos, hasta que comencé a ejercer como abogado una vez recibido, habiendo tenido el último de los trabajo ya recibido. Por lo tanto, creo que es mi conciencia de clase la que me lleva a identificarme y defender a los trabajadores, esperando hacerlo de la mejor manera posible, ya que nunca es fácil, más aun en una sociedad capitalista.
Un abrazo desde Argentina.
yo he trabajado desde los 9 años en un negocio familiar, ahora tengo 19. Me sentí explotada y veía como los otros niños no tenían que estar en una tienda vendiendo mientras que yo sí. Era triste, yo creo que debe prohibirse y erradicarse, es un tipo de explotación que no estoy dispuesta a tolerar. Por eso estudio derecho.
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