martes, 13 de septiembre de 2011

HASTA DONDE NOS DEJAREMOS GUIAR POR LAS APARIENCIAS...

El día 11 de septiembre, día paradigmático y de recuento contra el terrorismo, se producen otros hechos de psicoterror en el trabajo, más conocidos como violencia laboral en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea como acoso organizacional, provocado por una mala organización del trabajo o aún siendo bien estructurada, los métodos y formas modernos de organización del trabajo conducen a precariedad en el trabajo que provoca muchas veces situaciones de enfrentamiento entre los trabajadores y el ambiente se torna irrespirable, con una fuerte influencia además de factores psicosociales en el medio ambiente laboral, o bien como violencia física y psicológica cuyas fronteras a veces son difíciles de dividir porque una trae aparejada la otra.
Pues bien, otra forma de acoso que últimamente está siendo regulada en algunos países, pero que considero que es la forma más antigua dentro de las violencias, es el llamado “acoso discriminatorio”, sutil  y velado, basado en la apariencia física, en la belleza física, en el vestuario, sin que se tome en cuenta ni los conocimientos, ni las  competencias profesionales. Su importancia radica en que al tratarse de discriminación, no se requiere dos elementos básicos del concepto de acoso laboral: la frecuencia y la repetitividad y se configura su presencia por el solo hecho de la violación de los derechos humanos laborales de los trabajadores, o de cualquiera de los derechos humanos de que goza un ciudadano cuales son a la integridad física y mental, a la honra, el honor, la intimidad, la privacidad, la propia imagen y sobre todo a la dignidad.
La noticia que les traigo es de los Estados Unidos, publicada en Brasil, el 11 de septiembre que dice así: El trabajador bonito gana más que el trabajador feo, según una investigación realizada y lo recuenta Folha de Sao Paulo de la siguiente manera:
Ananda Nobre, de 27 años, llegó rápidamente a ocupar el puesto del gerente del hotel, que para ella además de la buena formación educacional y profesional que poseía, se hizo más fácil por una característica personal: la belleza física. Según el economista americano Daniel Hamermesh, Ananda no es la excepción. El publicó recientemente un libro llamado BEAUTY PAYS, o sea, LA BELLEZA REMUNERA. La obra reúne varios estudios e investigaciones y concluye que las personas bonitas reciben salarios mayores, aunque este investigadores no tiene patrones para definir qué se considera un trabajador bonito.  Pero en el estudio más abarcador del libro, un grupo de evaluadores clasificó la belleza del rostro de 2774 profesionales viendo las fotografías o a las propias personas, concluyendo entonces si tenían o no una buena apariencia. No siempre la decisión del grupo era unánime.
El estudio concluyó que los trabajadores americanos colocados entre el 7% más feo ganan hasta un 17% menos que el 33% considerados más bonitos.
En el caso de los hombres, la investigación del economista indica que la belleza pesa más en el salario de ellos que en el salario de ellas. La comparación fue hecha entre un tercio de los más bellos contra el 7% de los más feos. Entre los dos extremos hay un 17% de diferencia salarial como promedio siendo en iguales circunstancias de un 12% para las mujeres.
Además de la belleza hay otros factores ligados a la apariencia personal que influyen en la remuneración. La socióloga inglesa Catherine Hakim evaluó 7 aspectos que según ella dan puntuación en todas las relaciones humanas, siendo todos ellos sobre características como el atractivo sexual y la vivacidad. En tanto la abogada Valeria Belfort de 51 años dice que percibe la gentileza de los compañeros de trabajo en algunas ocasiones. “A veces después de una sesión en el tribunal, ellos procuran ser simpáticos” Ella misma manifiesta que ya rechazó trabajos porque notaba que la belleza estaba en juego.

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