LA INTEGRACIÓN REGIONAL EN AMÉRICA LATINA
Por Lydia Guevara Ramírez.
En estos tiempos que soplan nuevos aires de integración, vale la pena reflexionar sobre estos temas y como es costumbre, lo haremos por partes.
Cuando de integración se trata en el continente americano, existen diferentes alternativas, las cuales no pueden ser analizadas en su totalidad en este breve artículo, pero que constituyen formas de cooperación e integración regional que repercuten en la política social y laboral, con acuerdos socio-laborales complementarios que abordan los principios y derechos en las relaciones de trabajo.
En términos generales la integración en Europa no se parece a la integración en América porque estamos ante otro mundo, reclamante de deuda en lugar de deudor, sin drama agrario porque tiene tierra y tiene gente, a diferencia de América Latina que tiene tierra sin gente y gente sin tierra, con crisis sindical que ha minado la credibilidad en la representación de los trabajadores, provocando la pérdida paulatina de la afiliación, así como una represión brutal contra los dirigentes sindicales de los países de la región a través de la criminalización de los movimientos y las luchas sociales.
Aunque Europa exhiba un crecimiento sensible del desempleo, subempleo y con inestabilidad en el empleo no padece de una informalidad brutal y una exclusión social crítica y busca alternativas como la llamada “flexiseguridad” para contrarrestar mediante determinada forma de protección social la flexibilización de las relaciones laborales.
Europa también sufre de diferencias entre los ricos y los pobres, pero aún sus desempleados son amparados por seguros sociales que permiten mantener un estándar de vida. En América Latina la privatización de los seguros sociales abarca toda la población ocupada, con una evidente fractura entre los ricos y los pobres que llegan a la indigencia, mayor marginalidad social, denigrantes situaciones de trabajo infantil, abuso sexual contra los niños y los adolescentes por pedófilos procedentes de la propia Europa y los países altamente desarrollados y una falta de oportunidades como resultado de la aplicación de las políticas neoliberales.
Con la globalización neoliberal se ha producido una concentración internacional cada vez mayor de los capitales en los llamados grupos multinacionales, produciéndose una transnacionalización de los mismos que conlleva a la internacionalización del mercado de trabajo con flujos migratorios intensos al nivel nacional, regional y supra-nacional.
Se observa el posicionamiento de las transnacionales como actores principales por encima y ocupando el lugar de los Estados que se ven impedidos de actuar en el terreno económico por lo endeble de sus estructuras y un endeudamiento que los sustrae del protagonismo que deben tener ante los grandes organismos financieros internacionales. Hoy en día, aunque aún no sea la mayoría, hay un despertar de los gobiernos en la región que promueven una integración intergubernamental, a partir de su decisión soberana en la implantación del modelo de integración y no al estilo de los Tratados de Libre Comercio apoyados por la OMC , el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Aparecen entidades regionales que con diferencias en sus enmarcamientos no sólo constituyen espacios económicos abiertos, sino también centros de decisiones autónomas.
Las variantes “clásicas” de integración son:
a. Zona de libre comercio que implica la eliminación de aranceles, libre intercambio de bienes y se conserva la autonomía comercial, arancelaria y financiera.[1]
b. Área aduanera común.
c. Mercado Común que se caracteriza por vincular la Zona de libre comercio con el reconocimiento de las libertades básicas de circulación de mercancías, personas, servicios y capitales[2]
d. Integración fronteriza que comporta ventajas aduaneras, aumento del tráfico comercial con la libre circulación de mercaderías y productos.
e. Unión económica o comunidad económica, siendo su nota distintiva la transferencia a favor de organismos supranacionales que ellos mismos crean, de ciertos atributos de su soberanía para la coordinación de políticas industriales, agrícolas, financieras, tributarias y laborales.
f. Unión monetaria que aplica un sistema de cambios fijos e irrevocables con una moneda única común
g. Unión política que ya conlleva la renuncia total o parcial de la soberanía, transferida a los órganos de gobierno de la comunidad[3]
¿Cuántas formas de integración de las antes mencionadas se han utilizado en América Latina?
Se conoce el Pacto Andino modificado y actualmente convertido en Comunidad Andina de Naciones, el Mercado Común del Sur, conocido como MERCOSUR, la Asociación de Estados del Caribe, el CARICOM, el Mercado Común Centroamericano, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el Mercado Único Caribeño que por motivos de espacio y tiempo no serán tratadas[4].
A modo de ejemplo, el MERCOSUR se instituyó en 1991 con la participación de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y una futura adhesión de Chile[5], para el mercado común del Sur como su nombre lo indica, pero hay especialistas que plantean que no trascendió de una zona de libre comercio con grandes imperfecciones, con algo de área aduanera común, por lo que le resta mucho por hacer para poder negociar en bloque para su ingreso en un área de libre comercio de mayores pretensiones territoriales.
Se reconoce no obstante como un tratado de integración económica por ser su fin un mercado común que implicaría el desarrollo del comercio con libre circulación de bienes, servicios, capital y persona con fines de obtener las partes un mayor bienestar. Las partes establecen un arancel externo común y una política de comercio exterior integrada[6].
Durante mucho tiempo, el MERCOSUR se mantuvo en una inacción con respecto a la situación social en los países y por tanto no pudo evitar que como resultado de la política neoliberal creciera la dependencia, la pobreza y la exclusión social así como la asimetría en las estrategias nacionales con respecto a la participación en las negociaciones internacionales.
A pesar de todas sus limitaciones “ha tratado de avanzar y de crear incluso, una preferencia dentro de sus países miembros frente a los capitales extranjeros, por lo que el objetivo norteamericano ha sido liquidar el MERCOSUR, liquidar, por tanto, todo intento de integración propia, autóctona latinoamericana, liquidar la Comunidad Andina , liquidar el Mercado Común Centroamericano, liquidar el CARICOM en el Caribe. Es decir, sencillamente, hacer una integración a la medida de los intereses norteamericanos”[7]
Por eso, cuando de “integración” se habla en América Latina es necesario tomar en cuenta cuál es el rumbo que esperamos de ella, si “vertical” si “horizontal”, si solamente en un área de libre comercio, para cuestiones de mercado, o el interés fundamental está centrado en una integración económico-política-social.
Como todos sabemos, en 1994 se aborda la creación de un área de libre comercio en América, ALCA, para su perfeccionamiento en 2005, sin embargo, en la Cumbre de los Pueblos de ese mismo año, tuvo un final anunciado por los movimientos sociales que lo enterraron en Mar del Plata, Argentina. Pero los Estados Unidos no se resignaron con la derrota y tratan de desunir los ánimos integracionistas de la América Latina a través de los Tratados bilaterales de libre comercio con varios países para romper la negociación en bloque que los ayudaría a enfrentar las cláusulas negativas para su desarrollo.
Al respecto se inscribe en dichos TLCs que pueden convivir con sistemas de integración regionales y otros pactos bilaterales que hayan suscrito los países. Sin embargo se requiere enfrentar las debilidades que aún subsisten en nuestros países en materia de legislación y otras normas sobre protección de inversiones, del mercado, del medio ambiente, de la propiedad intelectual y reducir las amenazas en el acceso a los mercados, los servicios, los monopolios y compañías transnacionales, verdaderos poderes en el comercio frente a los Estados y el endeudamiento que nos hace cada vez más frágiles y subordinados a los organismos financieros internacionales, para poder involucrarse en tratados de libre comercio, ya sea con Estados Unidos como con otras potencias representadas por países o áreas desarrolladas.
Algunas de las vulnerabilidades de los países de América Latina, en materia jurídica y social para alcanzar integración sobre todo con socios como los Estados Unidos:
Acceso a Mercados
n Las barreras legales de cada país.
n La corrupción interna (que se ha tratado de ir eliminando poco a poco)
n La diferencia de tecnología.
n La no eliminación total o parcial de subsidios.
n El proteccionismos de los países mas industrializados
n Los bajos niveles de productividad (en algunos sectores manufactureros)
Derechos de propiedad intelectual
n Un débil marco legal para la protección y respeto de estos derechos
n No establecer sistemas claros de intercambios de información.
n Falta de control de la diversidad biológica y los conocimientos tradicionales.
n Protección excesiva a las empresas privadas con mayor capacidad de inversión y tecnología.
n La vulnerabilidad territorial de cada país miembro
Inversión
n Falta de un marco legal unificado para el mejoramiento de la infraestructura fisica y social que contribuya a atraer inversiones en los países menos desarrollados. (ya en los marcos del ALBA se ha logrado un marco legal con las empresas Gran Nacionales)
n La modernizacion de la legislación nacional de cada país en materia laboral. (idem en los marcos del ALBA e igualmente se trabaja en UNASUR al respecto)
n La eliminacion total o parcial de las barreras comerciales.
Servicios
n Entrada de empresas extranjeras en casi todos los servicios públicos.
n Por ser precios de libre competencia, estos se igualarían a los costos marginales.
n Limitación de sanciones jurídicas respecto a prácticas comerciales o prestación de servicios a tenor de lo establecido por la OMC.
n La exclusión social y estado de pobreza impide el acceso a los bienes o servicios.
[1] Grupo de dos o más territorios aduaneros, entre los cuales se eliminen los derechos de aduana y las demás reglamentaciones comerciales restrictivas con respecto a lo esencial de los intercambios comerciales de los productos originarios de los territorios constitutivos de dicha zona de libre comercio. Art. XXIV, 8, b, del GATT. (Tomado de Armonización normativa laboral en el MERCOSUR, citado por Hugo R. Mansueti.
[2] Sería el caso del Mercado Común Centroamericano.
[3] Al respecto Ver “Armonización normativo – laboral del MERCOSUR”, de Jorge D. Cristaldo, Globalización y relaciones laborales de Oscar Ermida, la Declaración Socio – Laboral del MERCOSUR y Derecho de Trabajo del MERCOSUR de Hugo Mansueti y. Reflexiones sobre trabajo, derecho, integración, MERCOSUR y globalización de H. Sarthou. ¿Podría ser la variante del ALBA?
[4] Merece destacarse no obstante el proceso de integración andino cuando en 1969, por el Acuerdo de Cartagena, se formó el Grupo Andino con la participación de Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile. Su objetivo era constituir una unión aduanera con perspectivas de evolucionar hasta un mercado común. En 1973 se adhirió Venezuela, pero en 1976 se separó Chile. En marzo de 1996 el Acuerdo de Cartagena fue modificado por el Protocolo de Trujillo y se denomina ahora “Comunidad Andina”, aunque no ha evolucionado como se esperaba, sobre todo desde el punto de vista institucional, ya que se inspira en el modelo europeo con un Tribunal de Justicia de carácter supranacional.
[6] De la Declaración Socio – Laboral del MERCOSUR
[7] Posición de Cuba sobre el ALCA, presentada el 20 de abril de 2001 por Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
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