Siguen ahí, mirándonos desde las fotos, los pulóvers, las pancartas, las imágenes televisivas, con sus rostros alegres que hasta los niños pueden evocar con solo cerrar los ojos, sus rostros alegres de cubanos de la calle, como tú y como yo...
Siguen ahí, mirándonos a los ojos con sus sonrisas, como recordándonos que hay una obra linda que defender, como conciencias críticas sentados a nuestro hombro, diciéndonos al oído que no podemos cansarnos...
Siguen ahí, convictos pero alegres, seguros de que vencerán, seguros de que vencieron, encerrados por el delito de seguir siendo cubanos hasta el final, cubanos de los buenos, de los que no se rinden, de los que no reniegan hoy por cobardía de aquello por lo que ayer estuvieron dispuestos a morir...
Siguen ahí, impedidos desde hace años de abrazar a sus hijos, a sus madres, a sus esposas, de disfrutar de una fiesta de amigos, de bañarse de sol en una playa, de ver pasar las horas frente a una mesa de dominó, de caminar por la calle sin hacer nada, respirando este aire, de tantas y tantas cosas que tu y yo hacemos todos los días...
Siguen ahí, presentes en cada combate, en cada victoria, confiados en su pueblo, en gente como tú y como yo, convencidos de que no los olvidamos, seguros de que volverán...
Seguros de que los traeremos.
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