Los empleos bien pagados, predominantemente de cuello blanco, que sustentaban muchas comunidades del país están desapareciendo a un ritmo alarmante y mantienen el índice de desempleo testarudamente elevado a pesar del final de la recesión.
Lo que es más preocupante, estos empleos de contabilidad, análisis financiero, impresión comercial y una amplia gama de otras ocupaciones probablemente no regresarán, pronostican los expertos.
Aunque el fenómeno no tiene una sola causa, se puede explicar en parte por los cambios tecnológicos, como las consecuencias de la automatización. El traslado de empleos bien pagados a países de bajo costo es otro lado importante de la historia. Igual ocurre con la competencia mundial de economías emergentes como las de China y
El resultado es el mismo en todos los casos: empleos bien pagados que requieren conocimientos y experiencia y que generaron comunidades vitales están desapareciendo sin que nada comparable los sustituya.
"Desafortunadamente, la evidencia indica una reducción en la movilidad de los empleados desplazados de empleos estables de calificación media'', dijo David Autor, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en una entrevista.
Autor publicó un informe muy debatido en abril que sugiere que el mercado laboral de Estados Unidos se ha polarizado, con crecimiento en el sector de alta calificación y alto salario, y en el sector de baja calificación y bajo salario. Pero el amplio sector medio, concluyó, se está reduciendo.
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En septiembre había 14.8 millones de estadounidenses sin empleo, 6.1 millones de ellos con por lo menos seis meses sin trabajo. El índice de desempleo se ha mantenido en alrededor de 9.6 por ciento durante seis meses y pocos economistas esperan que baje del 8 por ciento en los próximos años.
Lois Williams-Norman está en el nivel superior de lo que podría llamarse un empleo de calificación media. Norman ha trabajado toda su vida en empresas en calidad de experta financiera y de presupuesto. Como millones de estadounidenses, tuvo que tragarse el orgullo y bajar varios escalones en la escalera laboral.
"He pasado de un ingreso de más de $100,000 a estudiar seriamente puestos que pagan la mitad. Durante los últimos 10 años, mi ingreso ha bajado año tras año'', dijo Williams-Norman durante una entrevista en Rochester, Nueva York, en un intermedio entre sus actividades de búsqueda de empleo.
Sus problemas comenzaron en el 2001, cuando perdió el empleo en Xerox Corp. Después de 20 años en la icónica compañía, Williams-Norman, graduada de una maestría en Administración de Empresas, tuvo que aceptar una reducción de salario de 20 por ciento cuando encontró un empleo en un laboratorio farmacéutico. Estuvo allí cuatro años, hasta que la empresa fue adquirida durante la locura de fusiones y adquisiciones a mediados de la última década.
Después de encontrar trabajo en la sede de Bausch & Lomb en Rochester, Williams-Norman fue despedida 18 meses después cuando la firma de capital privado Warburg Pincus adquirió la empresa en el 2007. Con el tiempo consiguió trabajo en una empresa manufacturera local que aprovechó su experiencia en planeación estratégica, pero la desaceleración económica acabó con su empleo el año pasado.
Después de trabajar en cuatro cargos corporativos en 10 años, Williams-Norman, que tiene unos cincuenta y tantos años, lleva sin trabajar más de un año. Y tiene los pies sobre la tierra en materia de perspectivas.
"Sé que muchos de esos empleos no regresarán y que los nuevos no van a pagar mucho'', dijo.
Mientras los trabajadores de mayor edad batallan por pocos empleos, los jóvenes están abandonando lo que otrora fue el campo más fértil del mundo empresarial estadounidense.
"Tenemos esta fuerza laboral de cuello blanco, muy preparada... pero el empleo casi no ha crecido. De hecho, ha habido una declinación; los jóvenes se marchan'', dijo Ron Hira, profesor del Instituto Tecnológico de Rochester y coautor de un libro publicado en el 2008, Outsourcing America, que advierte de los grandes peligros de enviar los empleos al extranjero.
En ciudades como Rochester, donde multinacionales como Xerox, Kodak y Bausch & Lomb una vez reinaban, la desaparición de los empleos de calificación media destruye el tejido social de la comunidad.
Estas compañías solían alentar a sus ejecutivos a integrarse al Club de Rotarios o al Club de Leones y a participar en los asuntos comunitarios. Con estas iniciativas, las grandes empresas impulsaban la participación en United Way y otras organizaciones sin fines de lucro.
"Este sistema de apoyo ya no existe'', subrayó William Johnson, alcalde de Rochester durante 12 años y ahora profesor del Instituto Tecnológico de Rochester. "Hay una historia que no se ha contado y que tenemos que comprender, que contribuye a este mal, esta suerte de ansiedad que invade a la gente''.
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